Un Gil que no fue tan gil…Por Hugo Reyna
La opinión del hincha |
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Como estamos en un año electoral, donde se va a definir el futuro de nuestra institución, les quiero contar una jugosa historia que siempre debemos tener presente. A los que la conocen, para refrescarles la memoria y a los que no la conocen, para que se enteren y no se olviden…
(Tratando de resumir): En los años 90, con el gran avance y la expansión del neoliberalismo en Europa y en casi todo el mundo, nos atacó la fiebre de las privatizaciones y fue así que gran cantidad de clubes de fútbol pasaron a ser Sociedades Anónimas, cuando los grandes empresarios y grupos económicos descubrieron y decidieron apoderarse del suculento negocio del fútbol.
Se puso de moda entonces un sistema fácil y efectivo para apropiarse de los clubes, que consistía en hacer figurar a las adquisiciones de jugadores por el doble o más, de su costo verdadero, y viceversa, a las ventas se las declaraba por una suma considerablemente inferior. De esa forma la diferencia entre el valor real de la venta de un jugador y el valor figurado o ficticio, pasaba a engrosar los bolsillos del dirigente y en cambio, las diferencias existentes entre el precio real de una compra y el precio ficticio, eran supuestamente “aportadas” por el dirigente, generando así una deuda del club hacia él, que realmente no existía. Estas maniobras fueron realizadas por los dirigentes en forma personal, o bien utilizando a los “Fondos de Inversión”, “Gerenciamientos”, o “Fideicomisos”, etc. De esa forma, no sólo que se convirtieron en acreedores de los clubes, sino que además terminaron siendo los propietarios de los jugadores, en virtud de esos “aportes” (que jamás hicieron), para su compra. Hasta allí eran viejas y conocidas maniobras, pero luego de esto venía la conversión de la institución en S.A. y es allí donde, él o los acreedores, ya sea el dirigente o los “grupos inversores”, se convertían en accionistas mayoritarios a cambio de saldar esa cuantiosa deuda (que jamás existió). Y lo que es peor, en algunos casos eran considerados por los socios ingenuos, como benefactores o mecenas. A este tipo de maniobras se las denominó el “modelo Gil y Gil”, por ser Don Jesús Gil y Gil, el presidente del Atlético de Madrid, el ejemplo más conocido y emblemático de esta modalidad delictiva.
Por supuesto que tras la transformación en sociedad anónima del Club Atlético de Madrid S.A.D. el señor Jesús Gil y Gil se convirtió en el principal accionista. Y lógicamente como era de suponer, a nuestro país también llegó el “síndrome Gil y Gil” y hubieron varios intentos de este tipo, pero afortunadamente, en Argentina los clubes son sociedades civiles sin fines de lucro y pertenecen a los socios, que son quienes deben elegir a sus autoridades.
Cabe aclarar que luego, con el tiempo, la justicia española demostró la apropiación indebida de las acciones y el Tribunal Supremo lo declaró a este señor, culpable de estafa al club por simulación de contratos y de la apropiación indebida de la institución. Pero además este buen señor, fue a prisión por la suma de otros delitos cometidos en el desempeño de su cargo de Alcalde de Marbella, que no voy a detallar ahora. ¿Buen muchacho, no?... Este Gil, no tan gil, fue empresario, dirigente deportivo y político (Alcalde de marbella). Utilizó su actividad de dirigente de su club, como plataforma de lanzamiento para su candidatura como alcalde (intendente), y tuvo serios problemas con la justicia en todas sus actividades: como empresario, como dirigente deportivo y como político. ¿No les parece conocido esto? Pero bueno, debemos pensar que cualquier parecido con algún dirigente argentino, es mera coincidencia.
Esto nos indica a todas luces, que los socios deben ser celosos custodios de las instituciones, para que no caigan en las garras de estos buitres.
P.D: Toda similitud de lo ocurrido en el Atlético de Madrid, con lo que casi ocurrió en Boca, es mera coincidencia… Perdón, mejor dicho: ¿Es mera coincidencia?
Por Hugo Reyna
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