La FIFA habla de Falcioni
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Muy firme en defensa, balanceado en el mediocampo y efectivo adelante. Así resultó el Boca Juniors campeón del Torneo Apertura 2011 argentino. Cualquier similitud con el Banfield que ganó el Apertura 2009 es pura… lógica. La razón, vale aclarar, tiene nombre y apellido: Julio César Falcioni.
El entrenador de 55 años tiene fama de armar los equipos de atrás para adelante y, sin querer etiquetarlo, los números parecen sostener esa hipótesis: sobre 19 jornadas, los dos equipos campeones ganaron 12 partidos y anotaron 25 goles a favor. Sin embargo, mientras aquel Taladro empató cinco y perdió dos, este Xeneize igualó siete y terminó invicto. Y si bien su Banfield recibió apenas 11 goles en contra, su Boca estableció una marca para torneos cortos con tan sólo cuatro tantos concedidos. ¿Será este el sello Falcioni?
“Uno busca, desde el funcionamiento general y la intención de jugar, un equilibrio y una solidez que le permitan al equipo ser protagonista, jugar mejor que el adversario y lograr resultados para pelear hasta el final. Es cierto que tanto en este Boca como en Banfield lo pudimos conseguir, pero de ahí a decir que es una marca o el sello de mis equipos… No lo sé…”, dice con humildad Falcioni a FIFA.com.
El principio del ciclo no fue ideal, pero mantuvimos el equilibrio y sorteamos los problemas. A eso me refería cuando dije que era mi momento para dirigir a acá.
Julio Falcioni
El bajo perfil es otra de las características de este hombre de gesto serio pero gran cordialidad, que tras 16 años de futbolista se lanzó a ser entrenador en 1997, un lustro después de su retiro. Tanto que se niega a reconocer sus propios méritos para un logro que no se le daba a Boca desde hacía tres años. “El mérito es del grupo, que tuvo las dosis justas de sacrificio y trabajo. Un grupo que, seguramente, seguirá dándole alegrías al club”, avisa Pelusa, el primer ex arquero en salir campeón como técnico en el fútbol argentino.
Un comienzo difícil
Sus primeros meses en Boca, a donde llegó a fines de 2010, no fueron sencillos. Además de resultados, parecía faltar química en el plantel, y eso sin contar los problemas físicos de su estrella Juan Román Riquelme. Pero Falcioni jamás perdió la calma. “El principio del ciclo no fue ideal, pero mantuvimos el equilibrio y sorteamos los problemas. A eso me refería cuando dije que era mi momento para dirigir a acá: sabía que estaba listo para tomar las decisiones necesarias y convivir con las responsabilidades”, aclara El Emperador, quien también dirigió a Vélez Sarsfield, Olimpo (Bahía Blanca), Independiente, Colon (Santa Fe) y Gimnasia y Esgrima La Plata.
La última derrota de Boca data del 10 de abril, cuando perdió 2-0 con Lanús por la 9na jornada del Clausura. En ese momento estaba 16°, pero su remontada final le permitió terminar 7°, a nueve puntos del campeón de Vélez. Los ingredientes finales para el equipo que terminaría ganando el Apertura serían, aunque Falcioni lo minimice, el haber acertado con tres refuerzos que, a pesar de pedir en enero, recién le trajeron en julio: el arquero Agustín Orión, el zaguero Rolando Schiavi y el atacante Darío Cvitanich.
Así, comenzó a construir una ventaja que, al promediar el torneo, ya lo encaminaba al título. Pero eso no evitó que se lo criticara por practicar un fútbol poco vistoso. “A mí el equipo me encanta, me da tranquilidad, tiene experiencia, desequilibrio… Cada uno ve o entiende el fútbol a su manera, por lo que prefiero no opinar de la opinión de los demás. Lo único innegable es que Boca resultó campeón porque fue el mejor: no por nada totalizó 43 puntos y le sacó 12 al segundo”, sentencia.
Mirando al futuro
Los ecos de sus éxitos llegaron hasta Colombia, donde Falcioni brilló defendiendo el arco del América de Cali, y su nombre sonó para reemplazar a Leonel Álvarez en la selección. “No hablé con nadie, ni antes del final del campeonato ni ahora”, aclara tajante. “Acá estoy cómodo y planificando el 2012”, agrega. De hecho, acaba de renovar su vínculo con Boca.
Todavía estamos muy cerca del éxito y hay cosas que son difíciles de medir. Creo que lo disfrutaré más a medida que pasen los días.
Julio Falcioni además, claro está, sueña con dirigir alguna vez a la Albiceleste… “¿A qué entrenador no le gustaría? En mi vida siempre he dejado que las cosas sucedan. Uno tiene que hacer méritos: trabajar, acumular experiencia y sacar resultados, para después ver qué pasa. Si tiene que darse, se dará...Argentina hoy tiene un cuerpo técnico excelente con un entrenador que entiende muy bien el juego. Con tiempo para trabajar le irá muy bien”.
Falcioni, entonces, tiene una meta clara para el año entrante: la Copa Libertadores. Una competición especial para el club, que la ganó en seis oportunidades, y para él, que perdió tres finales consecutivas con el América. “También fui dos veces semifinalista y dirigí a Banfield en dos ediciones. Entonces, sé de qué se trata, el prestigio que genera y cómo prepararnos. Está claro que será nuestro primer gran objetivo”, confirma.
Mientras tanto, disfruta de un logro que, entiende, valorará con el tiempo. “Cuando uno empieza a trabajar en un club, sea el más grande o el más humilde, busca formar un equipo para pelear el título, que es el objetivo de todos. Pero lo logra uno sólo, de ahí el valor que tiene. Todavía estamos muy cerca del éxito y hay cosas que son difíciles de medir. Creo que lo disfrutaré más a medida que pasen los días”.
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