El último y el único 10. Por Vito Amalfitano
La columna de un experto |
Fotografía de JORGE.SANCHEZ para "Boca de Selección"
Quince años en Boca, el jardín de su casa. Y en la noche en que se convirtió en el futbolista con más partidos en la Copa Libertadores con la camiseta azul y amarilla, 63, condujo el juego de su equipo como desde el primer día. Es bastante más que un enganche, aunque sea el último estandarte del puesto. Es conductor y líder. Dentro y fuera de la cancha. Le da indicaciones a Sánchez Miño, reta a Pablo Mouche, lo acomoda a Walter Erviti. Pero a la vez piden que le renueven el contrato al Flaco Schiavi, que se quede Cvitanich, dice que con Sebastián Sosa Boca tiene arquero para 10 años y después aclara que si a Orión se le venciera el contrato diría lo mismo de él. Construye una pared monumental con el Pelado Silva, que termina con un estiletazo fino y letal que deriva en el segundo gol de Boca. Pero casi al mismo tiempo le avisa a al técnico que todos, y él más, quieren estar el domingo: Ojalá Falcioni me ponga.
De todos los jugadores que están disputando hoy la Copa Libertadores, todos, es el más goleador, con 23 tantos. Y no es delantero. Pero tampoco, está claro, es solo un enganche. En la noche de los gorilas en la niebla,-mientras se veía poco en la fiesta en la Bombonera, todavía había algunos dinosaurios golpeando sus Essen añorando el país egoísta y excluyente que, afortunadamente, ya pasó-, él también supo recostarse en el sector izquierdo y aprovechar como nadie las brechas que dejaba la línea de tres de Universidad de Chile. Así como, además, en otros encuentros de esta temporada de presencia permanente supo transformarse en eso que hoy llaman doble cinco para contribuir al trabajo de los Somoza y Erviti y acomodar el equipo desde más atrás.
Es, puede ser, entonces, enganche y delantero. Para Maradona, que estaba en el palco,- y que disfrutó que su bandera la desplegara la barra, que es el único grupo que no canta por el actual 10 y que tirando bengalas detuvo a su equipo en el mejor momento de la noche-.
Es, puede ser, entonces, enganche y volante por izquierda. Para Sabella, que dice que en sus dibujos él no entra porque juega sin enlace.
Es, puede ser, entonces, enganche y doble cinco, para el propio Sabella, tan amante de las excentricidades tácticas, a tal punto de olvidarse que es seleccionador, y que el seleccionador debe seleccionar,-admítase el juego de palabras-, a los mejores, antes que nada.
Exclusivamente para reprocharles esas bengalas y ese corte inoportuno tiene comunicación con esos a los que siguen sin aplicárseles el derecho de admisión,-porque Cantero, por ahora, hay uno solo-, los mismos a los que Palermo les cantó su gol récord por la enésima asistencia de él.
Para Maradona, para Sabella, para Palermo. Todos en la cancha en la gran fiesta del jueves. Esas supuestas "dedicatorias" están solo en nuestras elucubraciones. El, como desde hace quince años, hace todo únicamente para sus pares, para los hinchas genuinos, y para esa camiseta que ya lo abriga como el máximo ídolo de la historia. Y, de paso, para el fútbol argentino, que de un tiempo a esta parte, salvo excepciones, llega a instancias finales de torneos internacionales solo por él. El último y el único 10.
Por Vito Hugo Amalfitano Twitter: @VitoMundial. Periodista Jefe de deportes y prosecretario de redacción Diario La Capital de Mar del Plata. Comentarista y columnista en "Boca de Selección" AM 1050 Concepto. Y un amigo de la casa.
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