Unas horas antes del partido final contra Corintians era pesimista sobre la posibilidad de obtener la séptima Copa Libertadores y en algunos foros me dijeron hasta “gallina” por expresar mi comentario.
Me preguntaba cómo haría este equipo para ganar en terruño brasilero. Perdimos el torneo local jugando muy mal, a solo dos fechas del final cuando en teoría era el más fácil de lograr. Llegamos a la final de la copa Argentina, jugando muy mal con Rosario Central y Deportivo Merlo (dos equipos de la B) y pasando por penales.
¿Teníamos jugadores para ilusionarnos? Yo digo que no, Franco Sosa un insulso marcador de punta, Schiavi un gran jugador, pero lento y cansado, Somoza un mediocre mediocampista, Erviti un ex talentoso solo preocupado por marcar, Mouche un habilidoso que juega con los ojos vendados y no sabe definir, Silva, que puedo decir de Silva, tenía otras expectativas con él, pero su actuación en Boca fue paupérrima, solo pelea y no juega de centrodelantero, Cvitanich pasó sin pena ni gloria, Caruzzo no tiene perfil adecuado para ser un peso pesado en la defensa. ¿Cuantos millones gastó el club en algunos de estos jugadores? ¿Para qué?
¿Teníamos cuerpo técnico para ilusionarnos? Yo digo que no, Falcioni a pesar de ganar un campeonato, entró con el pie izquierdo a Boca. Quiso marginar injustamente a Riquelme el año pasado y lo culpó, también injustamente de darle indicaciones a Cvitanich en el partido con Zamora, contrarias a la que él mismo le había dado al jugador, vio fantasma donde no había, se compró un conflicto innecesario con el plantel. Aunado a esto, hay que agregar que su estilo de juego preferido no se condice con la grandeza del club.
¿Teníamos dirigentes para ilusionarnos? Yo digo que no, el presidente declarado enemigo del mejor jugador del plantel, no manejó bien el tema Roncaglia, ni la relación con la AFA.
Llegamos a la final de la Copa Libertadores atados con alambre como dice la jerga popular, con el aliento inigualable de los hinchas no alcanza, con la mística no alcanza y a la suerte hay que ayudarla.
Hace falta un técnico con liderazgo referente y experto y con habilidad para solucionar conflictos, que sepa como encolumnar a sus jugadores en pos de un objetivo, sabiendo que ellos siempre son más importantes que él mismo. Hace falta además que tenga variantes tácticas, que sepa hacer los cambios, que entienda que con el “pum” para arriba se pueden ganar los partidos solo de casualidad
Hacen falta jugadores que corran y metan, pero también hace falta talento, juego, habilidad, inventiva.
Hacen falta dirigentes que piensen que es lo mejor para Boca, con peso en AFA, no queremos turistas de lujo u hombres con ambiciones de incrementar su imagen y poder para alcanzar otros fines.
Por todo esto, era pesimista antes del partido y si le sumamos el conflicto con Roncaglia y que el grupo sabía que era el último partido de Riquelme (vaya uno a saber porque), ganar esta final era más que una utopía
Anteúltimo párrafo para los “demás” sí, los “anti”, las gallinas de la B, los cuervos de la B, la academia de la B y los diablos fundidos, más todos los otros equipitos, que acudieron a la pirotecnia anoche, que pululan en las redes sociales, ayer les dimos una alegría, la alegría que no le pueden dar sus equipos, por eso somos y seremos el MÁS GRANDE por varios millones de kilómetros de distancia.
Párrafo final para Juan Román Riquelme, sólo no puede, tiene el talento, pero también 34 años, no tuvo socios dentro de la cancha y se va de su casa con un triste final. Mil gracias!!!! vecino por todo lo que nos diste, por tanta magia, por tanta calidad, por tantas alegrías, Estás bien adentro del corazón de los hinchas de Boca, estás en el podio de los más grandes de toda la historia, los “contras” podrán denostarte, pero nunca podrán ignorarte, no habrá ninguno igual a vos, no habrá ninguno, hasta siempre!
Daniel Tristezza (de Torcuato)
Socio vitalicio 9934
Twitter: @danieltristezza