Mediocracia o la victoria de los mediocres
Por Ricardo Balsamo |
Credito Foto: JORGE.SANCHEZ
MEDIOCRACIA O LA VICTORIA DE LOS MEDIOCRES. (Una respuesta a Miguel Ángel Bertolotto)
Tiene razón este señor cuando dice que Boca es mucho más grande que Riquelme. Como dije alguna vez la historia de Boca no comienza en 1995 sino 90 años antes, el 3 de abril de 1905. Boca fue grande antes de Riquelme, de Palermo y del Mellizo, antes de Bianchi y de Macri. Antes de Maradona y antes de y de y de……
Lo que no dice Bertolotto es que Boca se hizo grande gracias a grandes jugadores como los que nombré, como Rojitas, como Marzolini. Boca se hizo grande gracias a técnicos que entendieron lo que era Boca: Bianchi a la cabeza, Tabárez, Rogelio Domínguez, el mismo Marzolini, Distefano. (Disculpen los exitistas que no incluya a Lorenzo pero creo que fue nefasto para Boca) Y a grandes dirigentes como los que tuvieron la visión de fundarlo, o como Armando, como Alegre y hasta incluiría al mismo Macri en esta lista.
Bertolotto habla del sentimiento de Riquelme, pero ¿conoce el sentimiento del hincha? Evidentemente nunca fue a la Bombonera o no le da importancia a ese grito atronador que recibe al 10 cada partido.
Habla de hecatombe deportiva. ¿Hecatombe salir segundo en la Libertadores? Entonces ¿qué les queda a los otros grandes?
Acusa a Riquelme de omnipotente. ¿Acaso Falcioni no se subió a ningún podio? ¿Acaso no dio abundantes muestras de una soberbia desmedida e injustificada?
Habla de técnicos oportunistas y no recuerdo uno más oportunista que Falcioni en los últimos treinta o cuarenta años.
Habla de dirigentes complacientes. ¿Es ser complaciente tratar al jugador más importante de un equipo, por su juego, por su experiencia, como lo que es?
Acusa a Riquelme de sentirse más importante que Boca desde su posición de ídolo. ¿Qué está haciendo el tándem Angelici – Falcioni que jamás alcanzarán esa condición?
Puede que Riquelme cometa errores, al fin ni él ni nadie somos perfectos. Pero que quede claro que si Boca perdió la Libertadores es por un planteo futbolístico mezquino y cobarde; por la tozudez de mantener jugadores que no rendían sólo porque los pidió el técnico de turno; por el capricho de no utilizar a los juveniles del club; por la impotencia para modificar el rumbo de un partido cuando venía malo; por el desmanejo dirigencial que dejó llegar los conflictos a niveles de no retorno, es más, a incentivarlos en beneficio propio, nunca en beneficio de Boca.
Riquelme es el último exponente del fútbol exquisito, elegante. Su ida nos condenará a todos a seguir viendo esos bodrios indigeribles en que se han convertido los partidos. A soportar jugadores sin ideas ni técnica incapaces de sorprendernos o regalar un lujo con la pelota. Su ida nos condenará a que los mediocres, como Falcioni, Angelici y otros tantos de Boca y del resto sean los dueños de la verdad.
El único consuelo es que Bertolotto sufrirá la misma pena.
Por Ricardo Balsamo @RICARDODELABOCA
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