Nada es casual. Por Jorge Pinzón
La opinión del hincha |
Según el sabio Albert Einstein "no se puede obtener un resultado diferente repitiendo el mismo procedimiento". Boca recibió un duro golpe en el final del partido con Independiente. Al igual que aquel día que perdió 4-5 en el último aliento del partido.
En el fútbol no se pueden regalar goles porque se sufren en el arco propio. Es una vieja sentencia de futboleros de ley. En aquel desgraciado domingo, Silva perdió un gol bajo el arco de Independiente. En la réplica, Boca se tragó el quinto gol del adversario y perdió. En la noche del miércoles pasó lo mismo, pero multiplicándose las situaciones, las que fueron desperdiciadas por falta de categoría para definir. Si, categoría, porque un jugador de Primera División, y más en Boca, tiene que saber definir. Para eso es un profesional de alto rendimiento que percibe una paga de acuerdo a su curriculum.
Otra cuestión que no es casual, fue la falta de previsión de los dirigentes para evitar que Patricio Loustau dirigiera este partido. El árbitro, después de los lagrimones de la gente de River en el último clásico en la Bombonera, dejaron condicionado a este joven que, probablemente, sea un buen árbitro, pero que en la actualidad le falta madurez para superar estas contingencias. A favor de Boca hubo dos penales que no sancionó y, seguro, que tuvieron mucho que ver esas cuestiones extrafutbolísticas por las cuales el juez piensa que tiene demostrar "imparcialidad" y dejar a salvo su honor.
Lo curioso, también, es que el eterno vicepresidente (en todas las gestiones está en esa condición), Juan Carlos Crespi, representante en la AFA, se ufana en decir que "el fútbol es para los vivos". No sé cuál es el significado de esta frase, pero en esta oportunidad, como diría Maradona, "se le escapó la tortuga". No debió permitir que designaran a Loustau.
Tampoco fue feliz el "reconocimiento" a Fabián Vargas y Morel Rodríguez. Jugaron en Boca y punto. Hubo una relación profesional y ¿qué otra cosa? A mi gusta que se reconozca a los ex jugadores del club, pero deben tener un plus, algo que los identifique con la camiseta azul y amarillo. Ni Vargas ni Morel Rodríguez dejaron más que un compromiso profesional, común y corriente. Cuando les convino, se fueron de Boca. Y está bien, porque son profesionales, algo que es indiscutible.
Tal vez, este reconocimiento que ver con el deseo de protagonismo que quieren tener ciertos dirigentes. Juan Carlos Crespi no lo necesita, pero había otros rodeando a los "homenajeados" que nada tienen hacer ahí, salvo empujar gente para salir en la foto, que es su verdadero fin. Creen que con la prepotencia de su dinero y tener una empresa reconocida, tienen derecho a pisar el glorioso piso de la Bombonera. El dinero no da derechos y tampoco capacidad. Los dirigentes capaces expresan su sabiduría a través de su gestión.
Agradezco una vez más a Soy Boca. Nos permiten a nosotros, sus seguidores, expresarnos con absoluta libertad, sin condicionamientos y sin censura. Un ejemplo de democracia, en un juego en el que solo nos piden respeto, una palabra muy utilizada, pero conceptualmente poco practicada. Soy Boca es una vía idónea que los hinchas nos podamos hacer oír. Y esto no es poco.
Por Jorge Pinzón
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