Día "B"
Hoy se anunciará oficialmente el regreso del Virrey a casa |
Arranca el día "B" con las expectativas Xeneizes centradas en la vuelta de Carlos Bianchi a la Boca. Fuentes confiables nos dicen que esta todo finiquitado en tanto habrá que esperar como se define el caso Riquelme, que ya fue exonerado por la dirigencia.
La info:
Apenas se lo oficialice en el cargo, Bianchi asumirá una prueba de fuego: demostrar si es capaz de convencer a Juan Román Riquelme para volver al club, pese a su enfrentamiento con el presidente. Después de evaluar el plantel actual, concluyó que necesitará un defensor (central o lateral) y un delantero externo para complementar al uruguayo Santiago Silva.
El ex Vélez Juan Manuel "Burrito" Martínez, sin continuidad en el flamante campeón mundial de clubes, Corinthians, sería uno de los nombres pedidos para el ataque.
Bianchi pretende, además, asegurar la continuidad del marcador izquierdo Clemente Rodríguez y piensa en darle continuidad a los futbolistas surgidos del club.
La Copa Libertadores, que ya ganó cuatro veces en su carrera de DT, será el máximo desafío de su tercer ciclo en Boca, que se iniciará con un cuerpo técnico renovado. Marcelo Herrera, ex jugador de Vélez, y José María Castro, que trabajó en Villarreal de España, serían sus colaboradores más cercanos y Juan Manuel Alfano, el preparador físico. Canchallena
No hay un hincha de Boca que no espere este momento: a las 15, en el porteño barrio de Belgrano, Carlos Bianchi volverá a reunirse con el presidente Daniel Angelici. No se espera demasiado de esa reunión, apenas un “sí” que dice más que esas dos letras de un abecedario bostero que quiere volver a deletrear otras: C a m p e ó n.
El regreso del Virrey genera en los hinchas una expectativa suprema. No es por nada: ganó títulos locales e internacionales en sus dos etapas en el club, su presencia genera respeto dirigencial y en el grupo de jugadores, y no sólo eso. También en los rivales. Boca parece ser más que Boca cuando Bianchi está sentado en el banco.
En las primeras reuniones se habló de todo. Juan Román Riquelme no estuvo fuera de esas charlas, aunque su regreso dependerá de él, más que de cualquier otra persona. El asunto de la Secretaría Técnica no es menor: Bianchi quiere manejar los hilos de todo lo que refiera a su equipo; las salidas y llegadas de los jugadores deben pasar por él; las decisiones son propias. Todas.
Si finalmente el técnico acepta que se mantenga la Secretaría, será porque sabe que la función de esta será decorativa, para temas menores, casi administrativos. Si no, Angelici ya habrá pensado cómo diluirla sin provocar broncas internas. Resta definir, también, los colaboradores. Aunque el PF sería Alfano y uno de los ayudantes de campo, Popeye Herrera.
Hoy se define. Se espera el sí. Y las cosas, se sabe, van a cambiar. Diez cosas. Diez puntos. Del uno al diez. De Bianchi a Riquelme.
1 Confianza grupal
Desde el primer día que llegó a Boca, allá por el invierno de 1998, Bianchi cambió las cosas. Logró motivar al plantel sin grandes discursos públicos, más que nada con una clara bajada de línea. Apostó por los hombres que tenía dentro del grupo y reforzó algunas líneas con jugadores que no iban a generar conflictos (los puestos en los que tenía recambio, no los superpobló).
El Boca de hoy tiene jugadores de renombre –tal vez no figuras destacadas–, pesos pesado dentro del vestuario y juveniles. Pero no tiene algo que Bianchi supo armar siempre: grupos. Grupos que logran definirse por lo que son dentro de la cancha. Esa será la primera apuesta. Y el primer triunfo, si es que logra conseguirlo.
¿Cómo lo hará? Dejando en claro los conceptos: los jugadores tienen puestos, responsabilidades y libertades. Todos son jugadores de Boca, incluso los que no tienen la chance de estar dentro de la cancha cada fin de semana. Todos son uno.
2 Decisiones firmes
Intentará sacarle todo el fruto posible al plantel con el que cuenta. Para eso, intentará que se le vayan muy pocos jugadores. Oscar Ustari, uno de los que parecía que tenía boletos cantados para emigrar a otro club, se quedaría a pedido del Virrey para tener una alternativa de nivel a Agustín Orión. También quiere que se quede Clemente Rodríguez –llegó en la primera etapa de Bianchi–, que tuvo roces con el cuerpo técnico anterior. Otro de los que volverá a ser tenido en cuenta es Pablo Ledesma, volante que debutó con él y que alcanzó la gloria en 2004 en la definición por penales ante River por la Copa Libertadores 2004. ¿Arriba? No quiere dos tanques (Silva-Viatri) juntos, y entre los dos se quedaría con el uruguayo.
3 Unidad dirigencial
Daniel Angelici fue el que más bancó a Julio César Falcioni. No quería que el ex entrenador de Banfield se fuera. Terminó cediendo por la presión de la gente, por la aparición mediática de Juan Román Riquelme y por los problemas que había en el plantel (cortocircuitos entre el DT y algunos jugadores). La apuesta por Bianchi incluye a los directivos. Angelici, al llamarlo, entiende que a partir de ahora todo dependerá del Virrey. Y que las voces –oficialistas u opositoras– que suelen escucharse en los alrededores y dentro de la Bombonera no podrán poner en juego la conducción del plantel. No hay dirigente que se anime a criticar a una especie de dios bostero. Eso suma. Eso, aunque sea de la puerta para afuera, une.
4 Hay equipo
Más allá de los nombres por los que termine apostando el nuevo técnico, lo que clarifica la conducción de Bianchi es el estilo de juego. Si bien no es condición de sus equipos que juegue con enganche, en caso de que esté Riquelme eso se da por descontado. Y si llega a faltar Juan Román –y no lo convencen Paredes u otra alternativa–, el 4-4-2 o el 4-3-3 que supo utilizar en otro momento le permitieron lograr los mismos rendimientos. ¿Por qué? Porque la idea es la misma: sus laterales atacan, pero de a uno. Los volantes se complementan y compensan para no dejar mal parado al equipo. Sus delanteros juegan por afuera y por adentro. Con él, las funciones están muy claras a la hora de salir a la cancha.
5 Apoyo de la gente
Le costó a Carlos Bianchi conseguir el apoyo de los hinchas. En su primer torneo lo miraron con recelo; recién sobre el final del campeonato cantaron su nombre, lo ovacionaron. Recién en el segundo torneo comenzó a ser un apellido posiblemente ilustre. Luego de la Libertadores, todo cambió. Pasó a ser el preferido por todos los hinchas, con la salvedad del caso: La 12. La barra de Boca apoya o deja de apoyar por motivos extra futbolísticos. Lo concreto es que en la última fecha del torneo Inicial, cuando Julio Falcioni parecía que iba a mantener su cargo, la Bombonera estalló para pedir por Riquelme y para corear el “que de la mano de Carlos Bianchi todos la vuelta vamos a dar”, a pedido del Virrey.
Su regreso promete eso: unidad de los hinchas. Cancha llena, al menos en los primeros encuentros, y luego, si es que se dan, los resultados. En el último torneo, la Bombonera llena fue casi una utopía. Raro en este club.
6 Los refuerzos
La primera novela del verano en torno a los refuerzos se dio por Fernando Gago. El volante sería una de las posibilidades. Gusta en la dirigencia y el técnico no habría puesto trabas. El representante del jugador, Marcelo Lombilla, declaró que el actual jugador del Valencia tiene siempre presente la idea de volver a la institución donde debutó, pero desde el club Ché, encabezados por su nuevo director técnico, ya anunciaron que lo tendrán en cuenta para la temporada, por lo que no hay nada cerrado todavía.
Otro de los que está en la carpeta del Virrey es el ex Vélez Juan Manuel Martínez. El Burrito viene de salir campeón del Mundial de Clubes con el Corinthians brasileño, pero es suplente. Esa sería la clave para garantizar su llegada al club: la continuidad. Para Bianchi resulta fundamental: quiere un delantero que vaya por afuera y sirva para asistir al atacante central.
También llegaría un defensor central, para reemplazar a Rolando Schiavi. ¿Cata Díaz? Por ahora, un rumor.
7 Manejo de la prensa
Bianchi lleva años sin dar entrevistas a diarios argentinos. No concibe la idea de que sus declaraciones puedan ser analizadas durante horas hasta elegir cuáles serán títulos. No es habitual que dé un mano a mano con medios radiales y televisivos, pero cada tanto –cuando está trabajando como técnico– lo hace. Su contacto con la prensa es escueto: conferencias de prensa durante la semana y después de los partidos. Nada más. Bianchi habla a través de sus jugadores, que jamás se apartan del libreto que él repite en el vestuario, en las concentraciones, en la intimidad.
Tampoco se le escapan declaraciones rimbombantes. No es un generador de títulos. Es, de alguna manera, la antítesis de Ramón Díaz.
8 Bajo perfil
Alto nivel, bajo perfil. Esa parece ser la premisa de los equipos de Bianchi. Siempre hay uno o dos jugadores que se salen del molde y que son los que dicen públicamente lo que el técnico piensa, pero no quiere responder.
Al Virrey no le gusta que sus jugadores tengan exposiciones mediáticas. Funciona con retos y mimos, según corresponda, según necesite para bajar los aires de algunos o levantar los de otro apichonado. Funciona de manera simple: una charla privada o en medio de un entrenamiento a la vista de todos; con los jugadores presentes o en la intimidad más profunda. Todos saben lo que quiere el técnico: lo que pasa en Boca, queda en Boca. Nada sale para afuera, salvo que él lo crea conveniente.
9 Juveniles
En todas sus etapas, los jugadores de las divisiones inferiores tuvieron importancia en los planteles. Fue Bianchi el que les dio lugar en su momento a Sebastián Battaglia y Nicolás Burdisso, que luego fueron fundamentales en los campeones locales e internacionales. No suele armar sus planteles con piberío: confía en ellos, pero sabe que necesitan una contención, y eso son profesionales con experiencia. Pero sí son los pibes alternativas habituales. Suele ver los partidos de las inferiores y pide información constante del desarrollo de los menores.
Si llega Riquelme, Leandro Paredes tendrá su lugar como recambio. Si no, no es descabellado pensar que el técnico lo utilice, bien rodeado, como el nuevo armador.
10 Riquelme es posible
Siempre es mejor tenerlo adentro que afuera”. Así, Carlos Bianchi definió su posición respecto a la vuelta de Juan Román Riquelme. El mayor ídolo como entrenador de la historia del club lo dejó bien en claro luego de su primera reunión con Daniel Angelici: al 10 lo prefiere siempre en su equipo.
Y para garantizar la vuelta del ex Villarreal, la mejor opción es tenerlo a él en el banco. Después de todas la peleas con la dirigencia y de todas las acusaciones cruzadas sobre su ida del club después de la final de la Copa Libertadores, el Virrey puede ser la clave para destrabar los problemas y garantizarle al hincha de Boca tenerlo en cancha con los pantalones cortos una vez más.
No depende de Bianchi, claro: la decisión es de Riquelme. Es él quien tiene que definir si quiere volver a ponerse la camiseta de Boca después del desplante que generó su salida y su aparición hace algunas semanas. Bianchi lo quiere con él. Según allegados a ellos, ya tuvieron contacto telefónico. El presidente Angelici avisó que no pondrá trabas. ¿La oferta del Palmeiras? Todavía no hubo respuestas. Dependerá, se dijo, de Riquelme: ¿Bianchi o Brasil? No parece demasiado difícil...
Fuente: El Gráfico
Nota de Javier Schurman y Guido Molinari
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