Nunca le abrieron la puerta de entrada. Por Vito Amalfitano
La opinión de un experto e idoneo periodista |
No era solo Falcioni. Tal como siempre lo expusimos en estas páginas, y tal como lo graficó muy bien y muy sintéticamente Diego Latorre en Olé en julio pasado, después del anuncio tras la final con Corinthians, A Riquelme le abrieron la puerta de la salida. Pasaron muchas cosas en el camino pero el escenario no cambió en lo sustancial: A Riquelme no le abrieron ahora la puerta de entrada. Por eso reitera, seis meses después, que no vuelve a Boca, al menos a jugar al fútbol.
Es más, la única verdad es la realidad y la realidad es tan cruel en este asunto, que la verdadera puerta de salida se abrió ya hace poco más de un año, con las elecciones en Boca, cuando Daniel Angelici obtuvo algo más de 13.000 votos, en una elección llamativamente muy concurrida. Angelici había sido el tesorero que había hecho toda una campaña para el no al contrato de cuatro años para Riquelme, y sostenía que solo se le tenía que firmar por dos. Angelici fue luego presidente y Riquelme se fue a los dos años.
¿Qué hubo una negociación en el medio? ¿Qué para qué Riquelme se reunió con Bianchi en la casa del DT, en una “mateada” a la que después se sumó Angelici? (¿Cómo convidado de piedra?). Es la prueba de que hasta último momento lo pensó, tal como lo dijo ayer Riquelme. Cambiar su postura, por Bianchi y por Boca. Pero mientras lo pensaba evidentemente comprobó que las condiciones de fondo no habían cambiado desde esa puerta de salida abierta de par en par.
¿De cuántos jugadores y pases de hoy del fútbol argentino se conocen los más mínimos detalles de sus contratos? ¿De cuántos se habló tanto de la negociación, de los términos, de la cotización del dólar? ¿Por cuánto dinero y en qué condiciones, y con qué color de dólar volvió “Rolfi” Montenegro a Independiente de una plaza tan fuerte económicamente como la mexicana? ¿Algún dirigente de Independiente acaso hizo “filtrar” esa información para que periodistas se ocupen en exponer al jugador?
Son esas todas cuestiones que suenan odiosas para el público y que, en este caso, los dirigentes de Boca se ocuparon minuciosamente en darlas a conocer para exponer una vez más a Riquelme. Detalles que ni siquiera sabemos todavía hoy si son absolutamente ciertos en su minuciosidad porque en los últimos días solo se escuchó a una fuente, los dirigentes, y nunca a la otra parte. (Eso sí, ni ellos, ni sus “voceros” periodistas informaron, ya que les importaba tanto el color del dólar, que a Riquelme le deben desde hace más de un año la friolera de un millón y medio de dólares, y que cada vez que Boca sale afuera o negocia un contrato de televisión, cobra el doble por Riquelme, y en el ilegal “dólar blue”)
En efecto, desde la “mateada” con Bianchi hasta la reunión de la Comisión Directiva del viernes a la noche se infligieron las reglas más básicas del periodismo, esas que dicen que hay que chequear las informaciones con no menos de tres fuentes, y no que todas provengan de la misma parte en conflicto. La mayoría de los colegas dieron por sentadas las cosas que les iban contando los dirigentes sobre los mínimos detalles de contrato que supuestamente se estaban discutiendo con Riquelme. Usar el potencial no es lo más aconsejable en esta profesión,-que no es una ciencia exacta y que, por lo tanto, no se maneja con verdades absolutas- pero mucho menos asegurar lo que solo una fuente “te confirmó”. El viernes casi todos afirmaron que Riquelme había “faltado a la reunión”, que Riquelme había pedido un “dólar blue”, como antes habían dicho que había “exigido” la extensión de su contrato. Todo por palabra de los dirigentes. Nada de parte del 10, su representante o quienes pudieran ser sus “voceros”, que habían hecho “silencio stampa”.
“Pecados” que todos alguna vez cometimos en pos de la información. Nadie está exento. Pero lo cierto es que toda esa difusión de detalles, que buscó dejar expuesto y mal parado a Riquelme una vez más, terminó siendo parte del problema. Mientras el 10 pensaba, escuchaba y veía, y terminaba de comprobar que la puerta seguía cerrada cuando “pour la gallerie” se decía que estaba abierta.
El escenario era el mismo que hace seis meses, el mismo que hace un año, el mismo que cuando Angelici hizo campaña en contra de su contrato. Igual escenario afuera de la cancha. Adentro las cosas cambiaban. Estaba Bianchi para garantizarle liderazgo y sentirse cómodo y valorado en el final de su carrera. Eso evidentemente no lo sopesó Riquelme a la hora de decisión final, o, en todo caso, pesó menos que lo extradeportivo. Y quedará en su conciencia sí estuvo bien o no.
Desde afuera, sin embargo, él ya había hecho su último invalorable aporte al hincha de Boca. Al desnudar miserias con su “cadena nacional” desató el Bombonerazo que terminó con Falcioni. Bianchi, al cabo, está de vuelta gracias a Riquelme. Aunque no podrá tener al 10 en la cancha.
Por Vito Amalfitano para La Capital de Mar del Plata. Vito Amalfitano es: Periodista. Jefe de deportes y prosecretario de redacción Diario La Capital de Mar del Plata. Comentarista y columnista en "Boca de Selección" y un amigo de la casa.
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