El Cuaderno De Bianchi. Por Jorge Marchena

Desde hace un tiempo no muy lejano, se convirtió en un anhelo personal el poder tener una conversación con Carlos Bianchi, si bien la distancia no es mi mayor cómplice para lograr este anhelo, si, ha sido una dificultad. Ver a Bianchi genera varias incertidumbres, incógnitas y curiosidades. Soy un amante del futbol, de este magnífico deporte, que tiene la genialidad de unir personas y pueblos, en una sola pasión, como en algunas desafortunadas ocasiones, tiene la desgracia de ser mal entendido y sobre exagerado por algunos pocos, que manchan de sangre y corrupción esto que alguna vez, llamaron futbol.

 

Este deseo de hablar con Bianchi, claramente vino a mí, en cuanto asumió la dirección técnica de Boca por primera vez, en el año 1998, época por la cual empezaba a tomar un gusto mayor por el futbol y además, verlo desde un punto de vista racional y objetivo. Si bien, no he podido charlar, por ahora, con él, si lo he podido hacer con varios jugadores que han estado bajo sus órdenes en Boca, la gran mayoría ha sido la legión Colombiana que ha estado en el club. Alguna tarde en Bogotá, cruce palabras con Fabián Vargas en donde le pregunte cual era su concepto sobre Bianchi, a lo que el volante respondió: -“Es un genio. Lejos, el mejor técnico que he tenido, un calculador de primera y un motivador único.” Terminó con un disimulada risa y un delicioso sorbo de café.

 

El mundo del futbol escuchó de manera épica el nombre de Carlos Bianchi, por segunda vez, luego de ganarle de manera contundente, al mejor Real Madrid de toda la historia, aquel equipo de “Los galácticos de Florentino” con un Riquelme que no se cansó de romperla esa noche, y bueno, son tantos que han sido así, pero este, fue el más especial. Diría yo, que para Bianchi, está en su top 5, y eso que nunca he hablado con él. Para el hincha de Boca, alguien como Bianchi es intocable, y no solo sus títulos lo apoyan, su personalidad frente a tantas situaciones, lo han llevado a incrustarse en los corazones de Boca.

 

En mi vida he visto cientos de técnicos, diferentes estilos, filosofías de juego, algunos de ellos, suelen tener siempre una pequeña libretita que guardan como su máximo confidente. Se la he visto usar a Fabio Capello, José Mourinho, por poner ejemplos sobre la mesa, y entonces yo me pregunto, ¿Cuan rica será ese libretita de pensamientos de Bianchi? Un tipo que lo gano todo en Boca, dentro y fuera de la cancha, ¿Qué acaso, alguien como Bianchi no lleva un cuadernito donde plasma el diario como técnico?

 

Este semestre de Boca no ha sido el que muchos esperaban para Boca, yo siempre me mostré firme en mi posición en que desafortunadamente, y no menospreciando las cualidades de Bianchi, este no iba a poder darle vuelta a una situación que venia de tiempo atrás. Este plantel no lo armo Bianchi, seguro, el no hubiera traído a Franco Sosa, ni a Carusso, y menos a Silva. En su momento manifesté que Bianchi le toco conformarse con lo que tenía en su momento. En casa, el veía a Boca en la era Falcioni y tenía una idea de algunos jugadores, ya en los entrenamientos, sintió el extenso frio que más de uno irradia en su atmosfera.

 

Bianchi no es tonto, para nada. El sabia a donde apuntar, hacia donde dirigirse y que medio tomar. Todo iba quedando anotado, allí, en su cuadernito, día tras día. A lo largo del semestre, ese cuadernito fue perdiendo espacios en blanco, y las hojas libres fueron disminuyendo. Recordatorios, puntos a tocar, jugadores que no dan más, sorpresas y decepciones.

 

La verdad, me gustaría leer el cuaderno de notas de Bianchi de este semestre, ese que guarda en casa exclusivamente para sí mismo. Ese cuadernito que guarda todo lo sucedido en el semestre, y la base que se deseara edificar para el próximo torneo y poder levantar un equipo exitoso, como los que él sabe hacer.

 

Gracias a Dios, por permitirme disfrutar de la vida, del futbol, de sujetos como Carlos Bianchi, Riquelme, que hacen que por alguna extraña razón y a pesar de los miles de problemas cotidianos que cualquier persona hincha de este club tenga, con un gol, una gambeta o un cambio acertado, nos haga brotar una enorme sonrisa de nuestra Boca, Gracias a Dios, un día yo podre decirle a mis hijos y nietos, tal vez bisnietos, que vi dirigir a Carlos Bianchi, que delire con los pases de Román, y que gracias a ellos, y muchos más, de Boca siempre seré.

 

La fe e ilusión de millones de Bosteros está en usted, Don Carlos, y en quienes usted confié serán los encargados de devolverle a Boca las alegrías a la que bien nos acostumbro.

 

Y si algún día me lo encuentro, sé que no perderé la oportunidad para charlar con usted, y mi primera palabra será: “Gracias”.