La ilusión sin justificativo. Por Julián Kusnetzoff
La opinión del hincha |
Capaz que no está bueno que me ponga a escribir en este momento, cuando una vez más el equipo acaba de desperdiciar chance importantísima de escalar al a cima del campeonato. Volviendo a casa con la cabeza gacha y un 3-2 estampado en la mente contra un Arsenal que con muy poco se llevó un gran resultado. Pero si tengo que describir en una sola palabra a este equipo, creo que sería desilusión. Semana tras semana, partido tras partido, Boca deja pasar oportunidades. Pareciera que no quisieran ganar. El partido con Central, con Godoy Cruz, con San Lorenzo. Pero por las irregularidades del futbol argentino, el famoso dicho del tren que no pasa dos veces no se cumple: pasó una vez, pasó dos veces, pasó tres y pasó cuatro. Recurrentemente, al finalizar el partido y a veces en el transcurso del mismo, tengo una sensación de bronca, de enojo permanente, por la falta de entrega de algunos jugadores a los cuales ni me voy a dignar en mencionar. Luego damos vuelta un partido con un gol heroico en el último minuto, tirándole a un pobrísimo Tigre toda la historia encima y nos acordamos que somos Boca, que la mística existe, e inevitablemente pensamos “estos partidos ganan campeonatos”. Hasta que nuevamente un ponchazo nos hace ver la realidad. Un Arsenal que nos da dos sopapos en 15 minutos y apaga esa ilusión, ese sentimiento que todo hincha tiene que tener para ver a su equipo.
Pero el ciclo se repite una vez más, una última, porque un cabezazo de Caruzzo encendió esa llama que se había extinguido. El partido fue un reflejo del campeonato. Un Boca que se acuerda tarde que tiene que ganar, una chispa que se prende solo por 5 minutos para volver a caer en la mediocridad en la que estamos inmersos. Otra vez nos tenemos que conformar con un semestre medio pelo, mirar la Libertadores por la tele y hacer de cuenta que nos reímos de los problemas de los vecinos cuando en realidad estamos podridos por dentro.
Es un equipo que no juega a nada. Llegamos a donde llegamos por el empuje de un delantero con la confianza por los cielos de Gigliotti y la clase de Riquelme. Se le puede echar la culpa a las lesiones, a que fue imposible parar una misma defensa dos fechas seguidas, que los vislumbres de futbol de Gago solo los disfrutamos cuatro partidos, a un jugador que por primera vez erra un penal en la definición de un partido clave e infinitas eventualidades más. Lo cierto es que Boca nunca le pudo ganar a Boca. No perdió con Newell’s, ni con San Lorenzo, ni con Arsenal. Perdió con Boca.
Por Julián Kusnetzoff
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