¿Qué futuro nos espera? Por Jorge Pinzón
La opinión del hincha |
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El golpe final que sentí profundamente, estos directivos me lo dieron en la última fecha, cuando vi que Boca salía a la cancha con una camiseta rosa. ¡Todavía no puedo creerlo! Deformar de esta manera la identidad del club, me obliga a reflexionar que pueden hacer cosas peores, más allá de tener un presidente socio e hincha de Huracán, que apoya económicamente a Douglas Haig de Pergamino y a un vice, que es hombre de Macri y que jamás pisó la Bombonera.
A estos dos personajes les preguntaría, si pudiera (Gracias a Dios tengo a este medio y a mi nieto que me ayuda con la tecnología, como es la computadora), ¿saben Ustedes, Daniel Angelici y Oscar Moscariello, la situación en que se encontraba Boca en 1983, 1984 y 1985? Yo les puedo contar que íbamos al club, antes de que clausuraran la cancha, y vivíamos con mucha angustia la situación. Boca había quedado casi desmantelado y terminó con el estadio clausurado, con un plantel diezmado, con el personal que no cobraba.
Hasta que llegó ese gran hombre que fue Don Antonio Alegre. El sí que recuperó la "gloria perdida" y saben por qué: PORQUE LE DEVOLVIÓ LA DIGNIDAD A BOCA. Se ocupaba de resolver los problemas. Puso dinero de su bolsillo para levantar al club. Lo acompañaba Carlos Heller, el hombre que ordenó las cuentas, y un grupo de dirigentes que querían al club y entregaron muchas horas de trabajo, de vida, de compartir con la familia y sus afectos, para entregárselos desinteresadamente a Boca.
Ahora Boca es un club de negocios. En aras de que el Marketing maneja todo, pero el Marketing no bombea sangre al corazón, porque cualquier cosa que tenga que ver con las emociones y que entibian el espíritu, no está dentro de su decálogo. Claro, si la cancha la prepararon para los que tienen más plata, no para el socio que apenas puede pagar la cuota mensual. Ese que es un trabajador y que no saben dónde quedan las canchas de polo ni de cricquet ni rugby. Esos hombres y mujeres que tienen pasión por el fútbol.
Otra cosa llegó a mis oídos, por amigo que viven en el barrio y saben todo lo que sucede en Boca. Parece que le darían la gestión del Museo a un hombre vinculado con la barra. Es lo que escuchan constantemente en el club, en los cafés aledaños, por ahí por la calle Olavarría.
Creo que esta Comisión Directiva, si le queda algo de dignidad, debería llamar a elecciones y ninguno de ellos presentarse en las mismas. Prometieron en la campaña muchas cosas que nunca cumplieron. Engañaron a los socios en su buena fe, porque de Marketing y negocios conocen, pero de gestionar, trabajar, poner el alma y el corazón, conocen poco por no decir nada.
Los clubes, especialmente Boca, se fundaron sobre la pasión. Fue lo que nos identificó siempre. Más allá de ser pobres o ricos. Pero siempre lucimos con orgullo nuestra famosa garra, esa que se habrá perdido en alguna vitrina de algún negocio. Si, por ahí debe andar, pero como está ahora, no tiene ningún valor.
Por Jorge Pinzón
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