Seamos Boca, lo demás no importa nada
La opinión del hincha. Por Alberto "Beto" Jesús Ferreyra, Quitilipi-Chaco |
“Pasan los años, pasan los jugadores, la 12 está presente y no para de alentar”. Que sea ésta la premisa básica que campee en nuestros corazones, xeneizes. Como el “vals desde el alma”, como el “Y dale Bo…” con el ritmo de la marcha peronista. Demostrar que somos los más grandes no es fácil, hay que hacer gala de ello cada día. No solo en la cancha, durante un partido, sino en el barrio, en la escuela, el trabajo.
Ser hincha de Boca es mucho más que ir a la cancha y alentar los 90 minutos sin parar. Es más que gastar a los hinchas de los recién ascendidos. Ser de Boca es una manera de vivir, de tener ganas de vivir, de tener ganas de soñar y no tenerle miedo a nada, ni a nadie. Ser bostero rebasa las esferas del fútbol, y se transforma en una manera de ver, sentir y comportarse en la vida. Así de grande es Boca. Claro, los hinchas de los otros equipos van a la cancha, y cuando termina el partido, salen del estadio, ya cumplieron el pacto de amor con su club, su equipo. El bostero no es así, el bostero va más allá. La camiseta la lleva en la piel, y así como Hrabina, Passucci, Bermúdez y compañía, juega en la vida, así como grita la historia de nuestro club. Así vivimos, y así será, mientras no nos digan lo contrario. Mientras no llamemos a clubes extranjeros para que nos enseñen a jugar, y hasta nos digan la táctica que “debemos” usar. Hasta que no vengan empresas extranjeras agitando la bandera del marketing y nos cambien los colores. Hasta que no vengan traidores e infiltrados queriendo mudarnos de estadio y hasta de barrio. Hasta que pase que turistas tengan prioridad ante el pobre laburante que se muere por ir a la cancha. ¿Qué te están haciendo, Boca? ¿Cuándo nos convertimos en un club elitista y negador de su historia? ¿Cuándo pasó que algunos silbaron impunemente a un jugador que salió de las inferiores y ganó tantos títulos? Pero esto es así, la política, el periodismo… todos contra Boca.
Pero no todo es tan malo, tenemos a los últimos dos grandes ídolos en el plantel, bancándose todo, poniendo la cara por todo. Se quema un foco y es culpa de ellos, se pierde un partido, hay un lesionado, alguien habla de más en la rueda de prensa, todo es culpa de ellos. Y así se absorbe todo ese odio anti-Boca y queda en la nada, porque así de anchas son sus espaldas, y así de grande es el amor del hincha hacia ellos. Mientras 50 infiltrados silbaron a un jugador, 30 mil aplaudían y los callaban. Así es el bostero, así de “puestas” las tiene. ¿Alguien por encima del hincha? Nadie, ni una empresa, ni un club extranjero, ni los peluqueros amigos, los representantes quisquillosos, ni los infiltrados que van con la camiseta del Barcemoda, ni los periodistas que no limitan su odio solo en Riquelme y Bianchi, sino que van por todo, hasta por los hinchas que así se la bancan, así se quedan sin voz, y así viven. “Soy del barrio de la Boca, y siempre te voy a seguir… en las malas a todas partes, LAS BUENAS YA VAN A VENIR”.
Sí amigos, las buenas ya van a venir, pero solo si somos Boca, si dejamos lo new age para los recién ascendidos y jugamos como Hrabina, Passucci y Bermúdez, lo futbolístico, las copas y campeonatos, vendrán solos. ¡Boca Vive, Viva Boca! y como dice el gran Walter Saavedra, “Yo tengo esta hinchada… ¿y vos?”
Por Alberto "Beto" Jesús Ferreyra, Quitilipi-Chaco.
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