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¿Un nuevo estadio?

Por Leandro Valdés @leandrovaldesVM

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El 42% del país es hincha de Boca. 40% si querés. En el país viven unas 40 millones de personas. En el peor de los casos, hay 16 millones de hinchas de Boca sólo en nuestro país a pesar que Boca es un fenómeno mundial. Desde ese simple punto de vista, La Bombonera siempre va a ser chica. Todo estadio será pequeño e insuficiente para albergar al pueblo Xeneize, que encima es cada vez más grande. Y que nunca dejará de ser pueblo.

Pero, a pesar de ello, ¿Puede otro estadio –a excepción de La Bombonera- representar la inigualable pasión que genera Boca Juniors? Definitivamente no.

La indestructible combinación entre La Número 12 (los millones de hinchas de Boca) y La Bombonera es la verdadera marca, la identidad, nuestro alma. Nuestro ADN.

Y claro que no hay simpatizante futbolero del mundo que le pueda ser indiferente La Bombonera y el carnaval que exhibe incansablemente la mitad más uno.

Se podrán caer en frases que parecen hechas (y hasta marketineras) como que “La Bombonera late, habla, grita”. Pero son ciertas. Esa enorme y perfecta masa de cemento tiene vida propia. Todo aquel que la visita regularmente sabe que si vas a la tribuna, vas a alentar. Te lo pide el Estadio. Te lo exige. Te requiere que estés a la altura de las circunstancias. Y el hincha de Boca siempre dice presente. Porque La Bombonera y el hincha de Boca, como dije, es un equipo que se dedica a apuntalar positivamente a 11 coyunturales jugadores, a apoyarlos sin cesar mucho más allá del resultado deportivo. Eso en Europa no se consigue, ni hablar en Núñez, Avellaneda o Boedo.

Y si de resultados deportivos hablamos, no es nada casual que Boca sea el equipo con más títulos internacionales del Mundo y que no sepa nada de promociones; y mucho menos de descensos. Tampoco se muestra como aislado que Boca sea el único equipo de todo el fútbol argentino que ha ganado al menos un título por década desde 1910 a la década en curso.

Desde ya que no voy a descubrir la pólvora si hago hincapié en las caídas de las tribunas, ni que sean mayoritariamente populares, que siempre haya hinchas de pie detrás de los dos arcos, que el aliento te envuelva, sea constante y ensordecedor. Tampoco agregaremos nada si mencionamos a cada uno de quienes se rindieron a los pies del Estadio y del hincha de Boca ni recordando que un Boca-river en La Bombonera es el más importante y mejor espectáculo deportivo del mundo.

No merece la pena abrumar con números, frases, citas, víctimas de cagaderas, envidiosos y demás. Todos las conocen, y sino las conocen hay quienes estoica y bosteramente se dedican a diario de recordárselas a propios y extraños. Para que no queden dudas ni sean desmemoriados.

¿Tiene sentido decir que Independiente tiró abajo un estadio con 7 Copas pero hace días festejó un cuasi tramposo 3er puesto en la B? ¿Vale la pena recordar que San Lorenzo se fue a la B sin cancha, que a Racing y river el estado Argentino les hizo/terminó su cancha? Todo el mundo lo sabe.

Ahora bien, con todos esos antecedentes, ante esos hechos objetivos (y porque no también subjetivos) indiscutibles, ¿Cómo alguien en su sano juicio puede siquiera dudar de la vigencia, importancia y lo que significa La Bombonera? A pesar de todo ello, hay un grupo de iluminados que creen que lo mejor para Boca es hacer un estadio de 80.000 plateas, así unos 20.000 socios (mejor dicho abonados!!) puede ir a la cancha. Sacando de lado aquellos que creen (en principio se muestran como la mayoría) que a éstos iluminados les importa más el negocio y lo VIP que la pasión, está claro que a quienes yo llamo iluminados no están teniendo presente u olvidan que Boca es Boca por ser el pueblo y el carnaval. Y, como todos sabemos, mal no le ha ido a Boca por respetar a raja tabla esas raíces, esas virtudes. Entonces, ¿Cómo alguien puede darle un rol secundario (recitales) o dejarlo como maqueta o Museo a una estructura de cemento que respira? Es que si miras La Bombonera, ésta te grita “Dale Boca, dale Boooo”, si te acercas más te hace saltar y revolear una casaca azul y oro. Dentro del campo de juego es capaz de hacer que normalitos o fundidos jugadores den siempre mucho más de lo que pueden. Sí, La Bombonera y el pueblo de Boca, juntos, cantando, saltando, sin estar sentados.

Así, si se buscan inversores –qataríes, árabes, etc- para colocar unos 400 millones de dólares en una endeble economía como siempre lo fue la economía Argentina –ni pensemos lo que pedirán a cambio- ¿Qué importes se precisan para comprar la manzana detrás del mítico e insustituible estadio? Si San Lorenzo pudo lograr que la legislatura porteña expropie terrenos, elimine plazas, peco de ingenuo si me pregunto cómo el más grande de todos no puede siquiera intentar adquirir la mayor cantidad de lotes y expropiar los pocos o muchos que no quieran venderse o “estén flojos de papeles”. ¿Acaso el Jefe de Gobierno no es hincha de Boca? ¿Acaso la legislatura porteña no posee bosteros de distintos partidos políticos para hacer propia la idea y/o trabajar mancomunadamente para que el estadio más importante siga en pie? ¿Acaso no existen turistas que dejan cuantiosas sumas de dinero en la Ciudad de Buenos Aires, pues jamás se pierden de conocer la Boca, Caminito, la ribera y desde ya que el estadio? Ahora bien, ¿Qué impide relocalizar a los vecinos expropiados en Casa Amarilla, en vez de comprar esos lotes para hacer un estadio nuevo?

En síntesis: no quiero caer en los contratos con Barcelona, el posible uso de la Fundación Boca Social y demás temas harto candentes porque no quiero desviarme del foco del asunto: Lo que quiero decir es que La Bombonera no se toca, sólo se puede tocar al sólo efecto de agrandarse. Y agrandarla es el único próximo paso posible.

Soy #SoldadodeLaBombonera, porque es tu casa, mi casa, nuestra casa.

Por Leandro Valdés*


*Leandro Valdés es escritor y hace poco publicó el libro  "Los verdaderos mellizos de la Boca" de editorial Corregidor