El proyecto "Boca Sociedad Anónima"
Por Leandro Valdés y Eduardo Eliaschev |
Les presentamos un proyecto de editoriales y/o columnas de opinión, con el objeto que los socios e hinchas comprendan que está pasando en Boca Juniors
Constará de 4 etapas bien marcadas.
Esta es la primera: El proyecto “Boca Sociedad Anónima”
Por Leandro Valdés y Eduardo Eliaschev
Por qué tenemos que votar a Ameal. No a Boca Juniors S.A.
Los abajo firmantes iniciaremos una tira de varias editoriales en las cuáles iremos describiendo hechos acaecidos en el seno de la administración de nuestro amada asociación civil llamada Club Atlético Boca Juniors. Todos ellos parten de un denominador común: no queremos que Boca Juniors se convierta en una sociedad anónima y tenemos sobrados motivos para pensar –ojalá nos equivoquemos- que la actual comisión directiva tiende a ello. La conclusión de estas tiras será muy sencilla: solamente Jorge Amor Ameal es la salvaguarda ante ese no deseado futuro. Y lo es porque no se nutre de la política nacional, municipal o provincial, ni pretende que Boca sea un paso previo para un propósito posterior y mucho menos es una mera ave de paso –para o con un fin concreto- en la política del club. Tras perder las elecciones, no se volcó a la política partidaria ni dejó de ir al estadio.
Nuestra sensación la explicaremos desde el inicio, pues queremos justificar –frente al lector- nuestro temor a que Boca Juniors –asociación civil- termine siendo una S.A. O, siendo ello casi lo mismo, termine endeudado en cifras impagables y dolarizadas en favor de prestamistas extranjeros –cuyo origen no sería otro que construir un innecesario nuevo estadio, y una triste e irreparable jubilación del Templo Sagrado-. En éste último caso, sería –permítannos la exageración- darle a un acreedor las llaves del club (hasta pagar las deudas).
La historia comienza aún antes de su llegada a Boca. En una vieja nota a Raúl Gámez, actual presidente de Vélez Sarsfield, éste decía “Macri tenía el proyecto de comprar al Deportivo Español. Además tenía el Fondo de Inversión de Boca, que es casi un gerenciamiento. Macri descubrió que en el fútbol puede ganar dinero, con los amigos puede divertirse con Boca y a la vez ganar dinero él y hacerle ganar dinero a sus amigos. Él tiene otras ideas y otros objetivos. Ellos no perdonan nada. No tienen sentimientos que vienen de la niñez, que vienen de ir al club desde los diez años. Ahora con más de cincuenta vivís amándolo, el club es tu vida. Tenés familiares a los que ves menos que a la gente del club, o a los hinchas con los que vas a la cancha. El no conoce de eso. Descubrió que con el fútbol se pueden hacer muy buenos negocios. Y es muy cierto. Hay dirigentes que han hecho negocios. Está demostrado. Por ejemplo Mascardi que comenzó en Ferro. Aparecen todos juntos. Macri, Mascardi, alguno de River que está en conexión con ellos. Se compran jugadores que son de ellos. Yo no le vendería nunca un jugador a un empresario como ese. Porque estoy abriendo la posibilidad de no poder explicar las operaciones con transparencia. Esa plata que queda en negro retorna a los bolsillos de los empresarios, mientras que bien podría ir al club” (estos párrafos los cortamos y pegamos de la Revista Digital EFdeportes, año 7, nro. 34, abril de 2001). En esa misma entrevista Gámez nombraba a Fernando Niembro, quien empezaba a hacer publicidad de algún político. Hoy ya es directamente parte del partido político PRO.
Años más tarde se decía que Boca tenía en miras comprar el estadio de Huracán (Boca poco a poco se fue convirtiendo en miembro del Comité de acreedores del concurso preventivo de la entidad de Parque Patricios) o el predio del Club Comunicaciones (en Agronomía, Capital Federal), que se lo disputan –hasta judicialmente- el Gobierno de Ciudad (Macri) y el Gremio de los Camioneros (Moyano). Hoy nos hablan de una nueva Bombonera, ya habrá tiempo y nuevas columnas para hablar de ello.
El tema Deportivo Español también lo vemos en un libro de Martín Caparrós, donde el autor dice que dos años antes de llegar a Boca, Macri “había querido comprar la franquicia de Deportivo Español, para trasladarlo a Mar del Plata y armar un equipo potente, dirigido por Menotti“ (Martín Caparrós, “Boquita”, Edit. Planeta, 2004, p. 304).
A fines de 1995, Macri llega a la presidencia de Boca y genera profundos cambios en la institución. Algunos muy positivos que tienen que ver más con lo deportivo que con la gestión en sí, y otros muy negativos. La visión 100% empresarial de la asociación civil sin fines de lucro trae aparejadas estas ambiguas pero tan marcadas sensaciones y realidades.
Esta visión tuvo un breve impasse desde esa fecha, y fue, justamente, la gestión de Ameal, dentro una comisión directica que lejos estuvo de acompañarlo. Pero mejor volvamos a cómo llegamos a este presente.
Mauricio Macri ya era presidente de Boca, y aún sin éxitos deportivos, ya tenía predeterminado su plan de lanzarse a la política nacional y su intención de privatizar de alguna manera al fútbol. Boca no era más que el paso previo para su lanzamiento personal y un vehículo vital de presión para imponer su tesis empresarial en el fútbol. Hasta escribió un libro “Pasión y gestión” en el que explica como administró el club.
Al inicio (ya habrá tiempo para hablar del presente o los hechos más recientes) vimos las llegadas de fondos comunes de inversión, las licitaciones privadas de obras (léase palcos, por ejemplo), la colocación de gerentes en los distintos departamentos del club eran parte de su manual de gestión empresarial. Fue Carlos Bianchi quien sostuvo todo, merced a su indiscutida capacidad de obtener gloria deportiva, aún sin franco apoyo dirigencial. Las Copas no mostraban lo que ocurría. De la obra de Caparrós tomamos las palabras del periodista Ezequiel Fernández Moores: “Viendo los balances de Boca -no leyendo lo que dicen los diarios- resulta que el Boca más exitoso de la historia no fue tan rentable como se podía suponer. Como si se repitiera aquel modelo conocido, donde la ganancia va para los privados y al Estado -Boca- le quedan los gastos” (Caparrós, ob. cit., p. 390). Boca pagaba las primas y premios de los jugadores, las ventas se repartían con el Fondo Común de Inversión, por ejemplo.
Boca Crece S.A. (sociedad inicialmente constituida con el Grupo Clarín, cuyas acciones se repartieron en partes iguales, fue luego objetada por la Inspección General de Justicia) o la llegada de ISL al merchandising estaban a la orden del día. En “Boquita”, se destacaba que “la Asamblea de Representantes aprobó el proyecto de crear un fondo que cotizaría en bolsa en octubre de 1996, pero la Inspección General de Justicia decidió no autorizarla. Entonces el ingeniero Macri movió sus influencias: -Mauricio habló conmigo para que destrabara el tema. Yo coincido con él que hay que modernizar el fútbol". Declaró en esos días el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan. -y le dejé bien en claro que iba a ser lo posible, pero siempre en el marco de la ley, por supuesto. Precisó el operador de Menem. Poco después Raúl Granillo Ocampo, ministro de justicia, revocó la decisión de la Inspección: era, dicen, la segunda vez en la historia argentina que un ministro hacía eso” (Caparrós, ob. cit. p.311/2). Lo mismo explicó el periodista Gustavo Vega en Página 12 “Granillo Ocampo completó la faena de su antecesor Jassan. Mediante la resolución número 62 del 23 de julio de 1997, le daría lugar a un recurso jerárquico de apelación interpuesto por Boca ante la cartera de Justicia. Era la segunda vez en la historia jurídica del país que un ministro del área revocaba lo actuado por la Inspección General de Justicia”.
Tras ganar el bicampeonato local, en julio de 1999 Macri (y Miele, presidente de San Lorenzo) fueron a fondo con su tesis: sociedades anónimas deportivas (SAD), que ya tenía tratamiento legislativo (por vía del Dr. Granillo Ocampo). En una reunión llevada a cabo en Ezeiza, no lograron torcer la voluntad de la mayoría (liderada por los clubes Lanús y Estudiantes). Al poco tiempo ISL quebró, ciertamente, detalle nada menor. Si se privatizó Racing (tras quebrar), y la empresa que lo administraba también quebró, con denuncias penales en el medio. Los gerenciadores de Racing acudían al programa de Fernando Niembro.
Quiénes asistieron a la asamblea llevada a cabo en el año 2000, recordarán hechos que no vale la pena traerlos a colación.
En ese contexto, se hicieron socios el abogado Daniel Angelici y un par de años más tarde el licenciado Oscar Moscariello (quien no conoce la cancha de Vélez Sarsfield). Ambos integrantes del PRO, y que ya eran personas grandes (de edad), y con innegables posibilidades económicas de solventarse una cuota social, pero que por alguna razón, nunca habían frecuentado La Bombonera con regularidad. Al menos no eran socios, ergo, no podían integrar una CD.
Pasaron los jugadores y también los años. En el año 2009 don Oscar Moscariello, en su carácter de legislador por el PRO, con otros legisladores de la CABA, presentaron un proyecto de ley por la cual los espectadores de Capital Federal debían sentarse todos y hacer que todas las populares de los clubes debían convertirse en plateas. Ello a partir de una supuesta reglamentación de la FIFA, la cual jamás existió para los clubes, y que es solo una recomendación y una disposición para mundiales y/o eventos de tal magnitud, especificados en los reglamentos de la casa madre del futbol. Así nació la ley 2801.Hoy recientemente ratificada, contando Boca con dos miembros de la CD votando en la legislatura (el aludido Moscariello y Enzo Pagani, actual presidente de Boca Social).
Recordemos que Castrilli estaba a cargo de hacer cumplir la ley 2801. Boca crea así el llamado sector "K", y luego achica la popular visitante (hoy ese sector es “platea corporativa”, detalle no menor). Los estadios perdían capacidad y las populares estaban desapareciendo. Las obras en tal sentido se paralizaron, no sólo por la imposibilidad material y el perjuicio económico, sino por el achicamiento real de los estadios. La medida fracasó y sigue fracasando por que los clubes no están en condiciones de realizarla por lo que la legislatura va emparchando ello con prórrogas.
Hoy el ataque a la capacidad de la Bombonera, a sus estructuras y demás es claro. Hasta hubo una presentación del licenciado Moscariello en la Legislatura Porteña, en el cual pide rezonificar dos manzanas en el predio llamado Casa Amarilla al sólo efecto de construir allí un nuevo estadio.
Para no hacer de esto algo eterno, dejaremos la historia en este punto, y prometemos una exclusiva columna para el tema Bombonera.
Simplemente queremos, con total humildad y buena fe, iniciar un debate sobre lo que está en juego en las elecciones de diciembre: para nosotros no es sólo una nueva administración del club sino la posible coronación de esta historia: Boca Juniors SA o Boca Juniors endeudado por construir un nuevo estadio.
Leímos denuncias de socios, quienes pretendían ingresar al club un día de semana pero les pidieron que paguen la entrada del privatizado Museo; vemos que mientras no hay plata para el vóley o basket, la seguridad privada implica cada vez mayores erogaciones para el club; no nos sorprendió la presencia de María Eugenia Vidal (no es miembro de la CD) en la mesa de presentación de la despedida de Sebastián Battaglia; hemos visto el Museo de la Pasión Boquense cerrado en la noche de los Museos y muchas cosas o hechos que iremos narrando.
Nosotros no queremos que Boca Juniors pierda su razón de ser: Nuestra génesis dice que Boca Juniors es una asociación civil sin fines de lucro. Así lo soñaron nuestros fundadores, así fuimos el Rey de Copas del mundo, así forjamos nuestra identidad.
Tenemos que estar todos Juntos por Boca, porque Boca es Nuestro.
Y de nadie más...
Por Leandro Valdés y Eduardo Eliaschev
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