Se camina sobre el filo de la navaja
Por Marcelo Rodríguez para el blog Corazón y pases cortos |
En primer lugar, los que dicen que Boca ganó porque el árbitro lo favoreció, les digo a estos que hubo un gol mal anulado y un claro penal en el cual el árbitro ni se inmutó. Aclarado esto, vamos a lo que realmente nos importa: el juego.
Alguien me dijo que era un proyecto interesante el de Guillermo, con la intención de cambiar marca por tenencia de pelota en el mediocampo con Bentancur y Pérez. En ese ida y vuelta dije que prefería lo que marcaba la historia del club: en el medio, marca y garra. Y ante Santamarina, más allá de que Boca ganó bien y que el conjunto de Tandil tuvo la suerte de patear una vez y convertir, el juego del equipo tuvo eso que crítico: no tiene marca, garra, y la tenencia de pelota se cuenta por medio de dos jugadores que son muy peligrosos con la pelota en los pies.
Bentancur y Pérez están acostumbrados a jugar de otra cosa, un cinco de Boca no puede perder la pelota ni dudar, porque si lo hace, el rival queda mano a mano con los defensores.
Pérez es un jugador estilo Sandrini, te hace reír y llorar al mismo tiempo. Tiene destellos de jugador con talento que antes, si perdía la pelota tenía un compañero atrás para recuperar y además estaban un poco más atrás los defensores. Ahora, jugando en ese fino límite entre el medio y la defensa, perder la bola ahí es saltear para el adversario, una línea defensiva e ir franco al área. Lo mismo con Bentancur, que con menos experiencia que Pérez, comete el mismo error.
Además, un cinco de Boca no puede tener ciclos, no debe ser ciclotímico. Un mal partido del cinco de Boca te lleva casi a la catástrofe, porque descompensa, deja sin defensa justamente a los defensores. Un cinco de Boca tiene que raspar, quitar y no dudar. Que el juego bello y de gambeta lo haga otro, él no puede darse ese lujo. Y si rascamos la historia Xeneize, nos vamos a dar cuenta que los grandes números cinco del club, eran así: quitar y con seguridad, pasársela a un compañero, o reventarla cuando hay peligro de perder el balón.
Guillermo apuesta a otra cosa. Y en un partido donde Santamarina le aguantó 80 minutos la intensidad con la que juega Boca, ese barullo que se armó en el medio terminó dándole su fruto a los tandilenses, que convirtieron un gol de otro partido, campeonato, país… de otra galaxia.
Cierto que hay que tener mucha mala suerte. Perder la pelota y que en el primer remate Michel la clave donde la clavó, es pagar demasiado caro el error. Pero el fútbol es así, minimizar los errores es parte de la tarea que debe concretar un equipo, que debe saber a qué jugar, debe ser equilibrado y con la sabiduría de saber cambiar cuando las cosas no salen del todo bien.
En ese vértigo que imprime Boca a su juego, y el vértigo que también puede imponer el rival, entre esas dos velocidades, cualquiera puede tener la oportunidad de marcar. Seas más o menos que tu rival.
Por eso, el doble cinco de tenencia no me convence. No me parece que sea la mejor opción para Boca. No me parece correcto que, en un plantel rico, no se pueda o no se sepa manejar un poco más el ritmo del partido. Que no haya un jugador que le ponga el pie a la pelota, la amase un poco y le quite frenesí al juego.
Pero no es lo que quiere el cuerpo técnico. Se eligió esa forma de jugar que tiene un lado positivo, algo que siempre reclamé: un estilo de juego. Ojalá ese estilo fluya con naturalidad. Ahora si me preguntan a mí, prefiero otra cosa.
La solución la tiene el Mellizo. Y no parece inalcanzable tampoco.
Por Marcelo Rodríguez* para el blog Corazón y pases cortos (Siempre Boca)
* Marcelo Rodríguez es periodista acreditado en Boca desde hace más de 20 años. Trabaja en el diario Crónica, escribe en Don Balón y fue uno de los puntales de Informe Xeneize. También trabajó en El Cronista Comercial, La Razón y Diario Popular. Y además en la inolvidable Asi es Boca.
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