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Del aplauso al amor incondicional, y otras yerbas

Por Marcelo Rodríguez* para el blog Corazón y pases cortos

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Hay una confrontación de sentimientos que, en el caso de Carlos Tevez, se hace difícil explicar. Y encontrar en el raciocinio, una buena excusa para entender qué nos pasó con el Apache; como en algunos arrancó un fuerte y profundo amor y ahora hay cierto sabor a frustración, porque quieran o no, desde su llegada se dijeron muchas cosas. Algunas las pude vivir y ver, otras me las contaron y otras tantas quedaron flotando en el rumor.

No puedo olvidar cuando Tevez solito, llenó la Bombonera, cuando besó el campo de juego. Y se ganó el amor de todos, o lo refrendó. Era el salvador; era el espíritu Xeneize corporizado; con él íbamos a ganar todo o por lo menos, era el principal motivo para ir el domingo a la cancha. Con Tevez se nos fue el miedo.


Y se ganó el aplauso… Pero antes, pasaron cosas.

Tevez jugó políticamente para el oficialismo como parte del pacto. Como jugador profesional de Boca no tenía nada que hacer el día de las elecciones caminar de la mano con Angelici por las mesas del comicio.

No importó nada. Porque si el club esperaba a que finalizara su contrato con el equipo italiano,  hubiera venido gratis. Es decir, Boca no le hubiera tenido que pagar nada a la Juventus. Pero en un par de días, Boca tiene que depositar en la cuenta de la Juventus la sumita de 6,5 millones de euros.

Llegó para quedarse. Claro. Hubo un arreglo entre jugador y presidente. Y ese pacto comenzó a concretarse cuando salió al campo de juego en el primer entrenamiento.

Empezaron los cuestionamientos y los pedidos del jugador. Uno y principal, cambiar la manera de entrenar. Eso nadie me lo contó… lo vi. Se dijo que envió al PF a Italia para que se asesorara… Cambió la manera de comer de los jugadores y que con el tiempo quedaron obligados a hacerlo en el club. Aseguran que recorrió las instalaciones y habló con todos los gerentes (?) en fin… Tevez comenzó a ser más dirigente que jugador, todo avalado por Angelici.

Pero el juego determinó que Arruabarrena se fuera, y apareció en escena el hijo dilecto de Mauricio Macri. Por lo tanto, Guillermo Barros Schelotto se convirtió en un técnico intocable. Hoy y mañana. No es una acotación antojadiza, lo dicen los mismos dirigentes que por lo bajo, critican muchas cosas de la conducción.

Con Guillermo llegaron los problemas para Tevez y para su entorno. Porque habrá que recordar que su representante Adrián Ruocco, iba a tener carta libre para negociar con los refuerzos que necesitara la institución.

Pero claro, el Mellizo alteró todo. Lo real, más allá de cualquier especulación, las operaciones iniciadas por Ruocco comenzaron a caerse: léase Sampaoli cuando renunció el Vasco y léase Wanchope.

No sé los motivos del por qué Ruocco finalmente no pudo concretar estas transferencias como la contratación del chileno-argentino, pero seguramente que algo pasó en el medio. El representante de Tevez que llegó a Boca para hacer negocios llevando y trayendo jugadores, quedó en la nada.

Muerto el rey, viva el rey. En esta guerra de egos, Guillermo comenzó a manejar todo y no quiso que nadie metiera su cuchara. Y fue el momento en el cual Tevez comenzó a estar fastidiado. Si bien no venía jugando de manera brillante, su bajón futbolístico fue más acentuado y comenzó a tallar la historia de que podía abandonar el fútbol. O que la posición no le convenía, que quería jugar de nueve pero más atrás, que el 433, que el cambio de esquema y que, al final, el destino le dio el número de teléfono que necesitaba Boca: 4312.

Hoy Tevez se va, borrando con el codo lo que firmó con la mano. Es una traición; aunque los 80, 20 ó 50 palos que va a ganar, sea motivo suficiente para justificar su salida. Porque tal vez, algunos crean que Carlitos cobraba poco… Pero Carlitos embolsó en este tiempo en el club, el mismo contrato que tenía en la Juventus. Con un agravante más que rodea el caso Tevez: la rescisión de contrato es de 20 millones de euros, y no 10, como dicen por ahí.

El hincha en general, tiene el aplauso fácil y un exceso de amor que lo deposita en cualquiera, en el primero que de alguna manera le demuestra pertenencia a los colores. Pero el tiempo, como siempre, pone las cosas en su verdadero lugar.

Él no me voy más, el ya conozco el mundo Boca, el yo sé, el qué pobreza que hay, el mis amigos no me dejan pagar nada. El… el… el… el… Muchas palabras. Bonitas, hermosas, llenas de amor a la azul y oro y a la gente. Pero los hechos son, finalmente, los que hablan con la verdad.

Paradójicamente, aquellos ídolos de Boca que pusieron realmente en juego su amor por el club, fueron denostados, criticados, atacados hasta que lo vieron tirado en el piso sangrando. Los ídolos que besan la cancha y que hablan de que el que quiera irse del club que se vaya, el que duda de jugar en Boca que se vaya, etc., etc… le muerde la mano a quién le da de comer.

¿80 palos? Yo no podría resistirme… porque no tengo siquiera un plazo fijo de cinco mil pesos. Pero un tipo que seguramente acumuló en todos estos años 60 palos verdes, está en otras condiciones para tomar una decisión muy distinta a la mía. Además dijo llegar para quedarse. ¿A dónde quedó esa promesa?

Tevez canjeó el amor y el cariño por el dinero y porque algún pacto secreto no se cumplió. Y caigo en la conclusión, que muy pocos son los verdaderos héroes en este lío. Pero lo que es peor, es que de alguna manera todo esto fue avalado, de alguna forma se jugó con el sentimiento de la gente,  en algún punto nos tomaron por boludos. Nos vendieron un relato (palabra de moda) que nunca fue real. Así y todo, el domingo la gente va a rogarle a Tevez que no se vaya.

Ojalá que se quede. Ojalá tenga que borrar yo con el codo lo que acabo de escribir con la mano (total, lo hacen tantos…). Ojalá sea esto una pesadilla.

Escribir siempre me genera placer. Esta vez, me genera dolor.
 

Por Marcelo Rodríguez* para el blog Corazón y pases cortos (Siempre Boca)

* Marcelo Rodríguez es periodista acreditado en Boca desde hace más de 20 años. Autor del libro "Con Alma y Corazón". Trabaja en el diario Crónica, escribe en Don Balón y fue uno de los puntales de Informe Xeneize. También trabajó en El Cronista Comercial, La Razón y Diario Popular. Y además en la inolvidable Asi es Boca.