Lo difícil es hacerlo fácil... ¿No Fernando?
Por Marcelo Rodríguez para el blog Corazón y pases cortos |
Tomarse algunas semanas sabáticas, sirve. Ayuda para no caer siempre en los mismos lugares, las mismas críticas y, después de todo, algo bien se está haciendo y a veces es necesario desensillar, bajarse del caballo, llegar a la orilla y contemplar un poco todo el panorama. Poder ver cómo se va escondiendo el sol hasta que los grillos empiecen a captar toda mi atención y la noche ya es algo inevitable.
Después de esta disgregación poética bastante cursi, volvemos a lo nuestro: a Boca, al fútbol. Y tal vez, ahora pienso que, inconscientemente volví con ganas de escribir luego de ver el Boca, otra vez, de Gago.
Es cierto que el pibe no desparrama simpatía; que dicen que es medio jodidito o no sé cuántas cosas más (aclaro, nada de esto me consta); pero sin dudas que roto o no roto, porque eso se dijo también, es el alma de Boca.
Maradona una vez dijo que “si me hubiera cuidado, qué jugador hubiera sido”. Y con Gago pasa lo mismo, si no se hubiera lesionado, si no hubieran dicho que había llegado roto a Boca, ¡qué jugador hubiera sido!
En definitiva, algunas cuestiones físicas Gago arrastra; como la mayoría de los jugadores de edad “avanzada”. Pero, ¡qué jugador!
La clase se ve no en cómo para la pelota o mete un pase; su calidad se ve en los compañeros. En cómo estos descansan, confían en él; le dan la pelota y prácticamente sólo tienen que pensar en buscar el hueco en la defensa para meterse y esperar el pase. Porque su influencia es, ni más ni menos, psicológica. Y sólo los cracks de verdad producen eso que se vio el domingo, como en otros tanto partidos.
Que puede jugar mal, obvio… no vale la pena aclarar esta situación; pero cuando anda medio bien y ni que hablar que cuando anda bien, es muy superior a todos. A todos diría que en el continente. Y si suena a exageración, habrá que volver a ver el partido contra Arsenal.
Y no sólo hago referencia a lo psicológico, como buen psicólogo en lo social que soy (con título y todo, ¿eh?), si no que a todo Boca lo acosa la cuestión mental, esto de sentirse impotente ante ausencias de peso; esto de mostrarse libre y relajado cuando estas ausencias se hacen presencias, y todos confían aún más.
Quién no habrá jugado en el colegio o en el campito y cuando veías que el mejor de todo jugaba para vos, hasta te sentías Maradona… Y esto pasa en Boca.
Claro que el profesionalismo, el nivel de sueldos y primas que un club como el Xeneize paga, ningún jugador debería depender tanto psicológicamente de otros, pero pasa. Error del cuerpo técnico (de esto no me cabe ninguna duda). Un Guillermo que desde el primer momento quiso ser él y el resto varios escalones más abajo, para que ni siquiera le hagan sombra. Una condición ¿consciente? ¿Inconsciente? No lo sé a ciencia cierta, pero que influye en el plantel, influye.
¿Qué hace Gago? Nada especial, o sí… Juega al fútbol. Se despoja de todo compromiso, de todo temor; se pone las pilchas de un cirujano que tiene que abrir a un ser humano como a un pollo y no puede fallar. Si va con miedo, el tipo se muere… Y Gago no tiene miedo, tiene la confianza que quizás ningún otro tenga.
Hace las cosas sencillas; observa, piensa… Y cuando piensa, como lo era Riquelme, es el más rápido de todo. Aunque corra rengueando, aunque no tenga la velocidad física de otros, pero de la cabeza nadie le puede ganar.
Fue ese golpe que necesitaba un equipo que deambulaba en la fuerte presencia de su entrenador, pero del lado de afuera de la línea. Por eso las dudas con Talleres, con Patronato, en fin… con equipos inferiores pero que, ante la ausencia de un conductor, todo el tren descarrila.
Bianchi decía lo que hace Gago. Que el fútbol es simple. Y que cada jugador cumple con una tarea y esa tiene que ser hecha a la perfección. La suma de perfecciones harán al equipo, al funcionamiento del mismo. Y Pintita hace lo que tiene que hacer. Barrios hace lo que tiene que hacer; Benedetto hace lo que tiene que hacer; Pavón, cuando puede, hace lo que tiene que hacer… Y así nos vamos a dar cuenta que el equipo funciona, gana y juega bien.
Las cuestiones defensivas son graves. Es cierto esto también. Que sólo se disimula cuando del medio hacia adelante cada uno hace lo que tiene que hacer. Pero será el talón de Aquiles de este equipo de Guillermo y que, para pensar en la Libertadores del año que viene, deberá corregir esto.
Además, nos encontramos con un pibe que tiene pinta de buen jugador, como Maroni. Pero su aparición no fue ni más ni menos que la de Messidoro, hasta con gol incluido. Era un pibe que pintaba… Y lo dejaron ir sin darle media chance más. Paredes era otro que pintaba, y lo dejaron ir. Ahora es el turno de Maroni. ¿También lo van a dejar ir? Porque en el nombre del negocio y las finanzas, no hay proyecto futbolístico que aguante. Y aquí radica el secreto.
Lo dije veinte millones de veces: proyecto financiero y proyecto deportivo, no son compatibles en un ciento por ciento. Hay que invertir y bancar hasta encontrar el objetivo deportivo. Cuando esto se logra, por un trabajo serio y a consciencia, entonces llegará la segunda etapa, que es la de mantener el plantel, lo que conlleva otro gasto económico importante.
Como verán el temor me gana y va más allá de las cosas que pasan en la actualidad, y la misma dice que aún no hemos ganado nada. Pero lo ganaremos. Por eso que, una vez más, Boca si quiere repetir su ciclo de oro encabezado por el Virrey, deberá conservar mucho, vender poco y comprar menos. Es la única manera que conozco y que se conoce.
Por Marcelo Rodríguez* para el blog Corazón y pases cortos (Siempre Boca)
* Marcelo Rodríguez es periodista acreditado en Boca desde hace más de 20 años. Autor del libro "Con Alma y Corazón". Trabaja en el diario Crónica, escribe en Don Balón y fue uno de los puntales de Informe Xeneize. También trabajó en El Cronista Comercial, La Razón y Diario Popular. Y además en la inolvidable Asi es Boca.
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