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Lo difícil es trabajar y pensar mucho más...

Por Marcelo Rodríguez* para el blog Corazón y pases cortos

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El caso de los colombianos envueltos en un escándalo mayúsculo, deja varios temas a tocar.

En primer lugar y más allá de las cuestiones laborales y de la profesionalidad que debe tener un jugador de fútbol hay algo de base, que es su educación, sus propios autolímites, sus valores morales. Por el lado de las chicas metidas en el medio, podemos decir muchas cosas y hasta criticar, lo que no podemos es aceptar la violencia bajo cualquier manera.

Está más que claro que las chicas en cuestión tiene una manera de sobrevivir a esta vida, trabajando de lo que hacen. Una de ellas en particular, vistiendo la camiseta del equipo que sea con tal de hacerse de unos dineros.

No hablo de prostitución, hablo de shows, como ellas dicen. Moralmente cuestionable, pero digo, no están cometiendo un delito. Le pagan por una propuesta que les hacen, ellas aceptan o no. No matan, no roban… ¿Extorsionan? No lo sé, no lo sabemos en realidad, eso tendrá que decirlo la justicia.

Pero lo que más preocupa, lo que más me interesa es la cuestión humana. Es cierto, los jugadores de fútbol son dioses en su propio olimpo. Omnipotentes, no aceptan un no como respuestas y se creen intocables. Se creen únicos.

El ambiente es así, dirán. Pero ese mundo tiene también a aquellos jugadores que saben hacer bien las cosas, cuidarse como profesionales y respetuosos de sus familias, esposas, novias e hijos. Evidentemente, los colombianos hablan muy bien, usan más palabras del castellano que nosotros los argentinos; pero salta a las claras que hay una grave deficiencia en su educación moral, importante. Que de ser cierto lo que dice la denuncia, estos jugadores deberían tener una asistencia psicológica urgente, porque no estarían en sus cabales.

¿Qué cláusulas tendrá que poner Boca en sus contratos para que los jugadores, en general, se comporten como seres humanos? ¿Hay cláusula que provoque eso? ¿Que uno se comporte como una persona normal?

Dirán… jugadores jóvenes, solteros, que se “enfiesten” con dos o tres chicas. Que tengan sexo grupal o lo que sea, está dentro de su libertad como persona sin compromiso con otras, y de las elecciones propias de los participantes. Lo enfermo es cuando todo eso se interpone y se pone primero que su laburo… Y si son casados, no hay mucho que explicar, no sólo le falta el respeto a su pareja y a sus hijos, él mismo se desvaloriza como persona. No es más macho quien se coje más mujeres. Macho es aquel que respeta un compromiso más allá de la tentación que, obviamente, todos tenemos en algún momento de nuestras vidas.

Y lo que es peor aún, más allá de la educación y de los valores morales. Hay un mensaje mucho peor, que es que con plata se soluciona todo. Podés hacer el peor de los desastres que con plata lo tapás. Claro, a ellos les sobra. Demasiado les sobra, y no saben en qué gastarla. Por eso contratan abogados caros y luego terminan arreglando sus problemas en algún acuerdo privado donde don billetín es el gran protagonistas.

Acusar a las chicas de esto, es un despropósito. Ellas hacen su trabajo, guste o no guste; sea moralmente compartida la idea o no. Pero no obligan a nadie. El que quiere, que pague. Y eso hicieron, pero parece que pagaron dos veces.

Vaya uno a saber cómo termina esta historia, pero es evidente que el  mundo del fútbol te da como cierto poder de traspasar líneas que para otros seres humanos serían imposibles, no sólo hacerlo, también pensarlo.

Omnipotencia, dioses. Eso son los jugadores en su mayoría. Pedir que transpiren la camiseta ha pasado a ser utópico. Sólo importa la cuenta bancaria y cuantas minas tengo… Porque hoy apareció esto, y detrás habrá muchos otros casos más que no salen a la luz por distintos motivos. Que siempre los hubo, dicen. Es verdad, pero eso no justifica la realidad de lo que se está viviendo. Donde el jugador de hoy respeta muy poco, ya no sólo a sus propios seres queridos, no respetan ni a los entrenadores, y los DT saben de qué hablo.

 

Por Marcelo Rodríguez* para el blog Corazón y pases cortos (Siempre Boca)

* Marcelo Rodríguez es periodista acreditado en Boca desde hace más de 20 años. Autor del libro "Con Alma y Corazón". Trabaja en el diario Crónica, escribe en Don Balón y fue uno de los puntales de Informe Xeneize. También trabajó en El Cronista Comercial, La Razón y Diario Popular. Y además en la inolvidable Asi es Boca.