Este es Bebelo Reynoso
Una importante nota de Pablo Lisotto para La Nación |
La vida le sonríe a Emanuel Reynoso. Y no solamente porque es una de las figuras de Boca o porque hace unos días anotó su primer gol oficial en el club, con una definición notable y hasta comparada con una de Messi. Además del gran presente que atraviesa el cordobés, cada vez que llega a su casa tiene motivos para aumentar esa sonrisa que regala a cada momento durante una entrevista con LA NACION.
Dos hechos, casi simultáneos, terminaron de alinearlo: el nacimiento de Sofía, su primera hija, y la llegada de Gustavo Alfaro a Brandsen 805. Su primera heredera lo mejoró como ser humano. Y su nuevo entrenador lo potenció como futbolista. Todo cuando se cumplen cinco años de un episodio que pudo cambiarle la vida: en marzo de 2014, mientras intentaba evitar el robo de su moto, recibió un balazo en la rodilla izquierda.
De todo eso y mucho más habla Bebelo, en una charla a corazón abierto. Sin cassette. Y a pura sonrisa, por más que se produce después de otra intensa jornada de trabajo en el complejo Pompilio y lo obliga a retrasar la llegada a su casa, donde lo esperan su esposa y su hija.
-¿Cuánto influyó Alfaro en tu presente?
-Muchísimo. Me mimó mucho, me dio mucha confianza. La verdad es que estoy muy agradecido porque es responsable del lindo presente que estoy viviendo, al igual que mis compañeros, que me apoyan en todo momento. Cuando pasa eso, uno entra a la cancha relajado, suelto. Con la responsabilidad lógica de estar representando a Boca, pero al mismo tiempo dándome la posibilidad de disfrutarlo.
-¿Qué te pide?
-Que trate de estar bien posicionado a la hora de marcar y que le meta mucha intensidad. Estoy agarrando un ritmo muy bueno. Jugué los 90 minutos en Bolivia, contra San Lorenzo y contra San Martín, y eso es muy importante. También me pide que deje todo, y que trate de soltarme para poder dar lo mejor para el equipo.
-¿Y cuando hay que recuperar la pelota?
-Que me posicione junto a los volantes centrales y estar bien parados. Cuando ataca el lateral por la izquierda ayudar a Emma [Mas], y cuando me toca jugar de enganche, ayudar al 5. Pero la idea es estar bien parado y arrancar ahí con la presión.
-Casi no jugaste en el semestre pasado. ¿En algún momento te sentiste afuera?
-Yo me entrené siempre al 100 por ciento para jugar, y para quedarme en Boca. Es un lugar donde todos quieren estar. Siempre di lo mejor cuando me tocó jugar.
-Pero terminaste jugando en la reserva y viendo la final de la Copa Libertadores en tu casa. ¿Hablaste con Guillermo Barros Schelotto?
-Yo creo que no tiene sentido seguir hablando de esa época. Sólo sé que en cada práctica dejaba todo para estar a disposición de Guillermo. Y en su momento él eligió a otros compañeros. Y para eso está el técnico, aun cuando esa decisión me deje sin jugar. Pero insisto: es tiempo pasado. Prefiero disfrutar del presente.
-¿Qué aprendizajes te quedaron de la reserva?
-La verdad es que me sirvió mucho porque no perdí el ritmo; siempre estaba atento y a disposición de Guillermo.
-Si en enero hubiera llegado un refuerzo en tu posición, ¿te habrías ido?
-No llegué a plantearme esa posibilidad. Cuando llegó Gustavo sabía que tenía una gran oportunidad. Me enfoqué en hacer una muy buena pretemporada y traté de mostrarme para que él me tuviera en cuenta. Él decidió que me quedara y estoy muy feliz.
-¿Boca sigue buscando un volante por izquierda o ya lo encontró en vos?
-Yo no me puedo meter en decisiones dirigenciales. Me siento muy contento con este presente y con la posibilidad de jugar con continuidad. Trabajo diariamente para mantener o mejorar mi nivel, siempre en beneficio del equipo.
-Antes de disfrutarte, los hinchas de Boca te padecieron aquella tarde donde te luciste con la camiseta de Talleres. ¿Cuánto cambió tu vida desde entonces?
-Muchísimo. Me tocó jugar con Talleres en la Bombonera, hacer un gol. [Piensa] Cambió mucho todo en muy poco tiempo. Estoy muy contento porque desde chico uno la pelea para llegar a un club tan grande como Boca, que era lo que siempre soñé. Y estoy feliz de darle una alegría a mi familia, que es la que siempre me apoyó.
-¿Ya te sentís más adaptado al mundo Boca?
-Cuando llegué a Boca había jugadores de mucho nivel y experiencia. Me tocó jugar y después no tuve mucha continuidad. Me costó adaptarme al club. Llevo un año y pocas semanas y de a poco me estoy sintiendo mejor.
-¿Qué cosas creés que te faltan para mejorar como futbolista?
-Lo que estamos trabajando con el profe es ganar masa muscular y contextura física. Ponerme más grandote, para estar más fuerte y poder resistir la marca y defender mejor la pelota con el cuerpo.
-Después de esa charla que tuvo el grupo en Bolivia se los nota más compactos como grupo. ¿Lo ves así?
-La realidad es que tenemos una delantera impresionante, en la cual si no la mete uno la mete el otro. El equipo está en una evolución muy interesante en la que tenemos que mantener lo bueno y mejorar los errores que aparezcan.
-¿Con qué jugadores disfrutás más dentro del campo de juego?
-Boca tiene grandísimos jugadores en su plantel. Gente que tiene muchísima experiencia, como es el caso de Carlos [Tevez]. Después hay jugadores como Campuzano [Jorman] o Marcone [Iván], que siempre te dan la pelota limpia, al pie. Y arriba tenemos una delantera impresionante que no perdona. Tenemos un gran plantel.
A veces, las casualidades del destino juegan su parte. Cuando el 10 de noviembre de 1996 Juan Román Riquelme debutaba en la Bombonera, el pequeño Emanuel se preparaba para cumplir, solo seis días después, su primer año de vida. Salvando las distancias entre los logros de unos y otros, Alfaro es para Bebelo lo que Bianchi fue para Román. El trato paternal del experimentado entrenador (49 años, Bianchi; 56, Alfaro) hacia la joven promesa (23 ambos) y la enorme confianza hacia sus condiciones que termina siendo retribuida con grandes actuaciones es lo que linkea a unos con otros. "Bebelo es como esas chicas que parecen tímidas y se sientan allá a un costado, pero cuando se paran y suben al escenario uno se da cuenta que son de las más lindas del baile", graficó el DT de Boca hace unos días. "Bianchi es como mi papá", declaró Riquelme en 2014.
-No tenés el número en la espalda, pero en la cancha sos el 10 del equipo. ¿Ya le pediste la camiseta a Tevez cuando se retire?
-[Se ríe] La verdad es que no se lo pedí. Él es el 10, yo soy el 30. Jamás me animaría a pedírsela.
-Más allá del número, estás jugando de 10. ¿Boca volvió a jugar con enganche?
-Por la izquierda me puedo tirar para el medio y juntarme con Mauro y con Carlos. Ahí trato de buscar la pelota, tener movilidad y asistir a los delanteros, ya sea Pipa [Benedetto], Wanchope [Ábila], Cristian [Pavón], que por suerte pronto vuelve a estar con nosotros, o Sebas [Villa].
-¿Es dónde te sentís más cómodo?
-La verdad es que me siento muy cómodo en donde estoy jugando ahora, tirado sobre la izquierda. Pero creo que donde me siento más cómodo es cuando estoy suelto, tratando de asistir a mis compañeros y generando juego.
-Sebastián Villa dice que sos el mejor
-La verdad que es muy lindo que tus compañeros hablen bien de vos. Quiere decir que uno está haciendo bien las cosas, y eso es lo que siento que me está pasando. Sebas también está atravesando un gran momento personal.
-¿Pudiste hablar o conocer a Román?
-No lo pude hacer todavía, pero no va a faltar oportunidad. Siempre lo admiré. Es un fenómeno. De chico lo miraba y trataba de imitarlo. Y le presto mucha atención a lo que dice, por ejemplo a que hay que tratar de dar los pases fuerte hacia adelante para que se acelere la jugada. Es algo fundamental para mi posición. Recibir la pelota limpia y meterla rápido y fuerte a los delanteros.
"Cuando me pegaron el balazo en la rodilla pensé que no jugaba más"
En marzo de 2014, Emanuel Reynoso fue en moto a la casa de un amigo. Dejó el vehículo en la vereda y entró. De pronto, escuchó que alguien se lo estaba robando. Decidido a evitarlo, enfrentó a los dos ladrones. Uno de ellos sacó un arma y disparó. La bala fue derecho a su rodilla izquierda. De pronto, todo se oscureció en su vida.
-Pasaron cinco años de aquel episodio en el que recibiste un balazo en la rodilla, ¿te quedó alguna secuela física?
-Cuando pasó eso, yo en lo único que pensaba en que tal vez no podía jugar más al fútbol. Fue un momento durísimo. Gracias a Dios, la bala no me afectó en nada.
-¿Llegaste a pensar que se terminaba todo?
-La verdad es que sí. Cuando me pegaron el balazo en la rodilla pensé que no jugaba más. Pero creo mucho en Dios, soy muy creyente. Y eso me dio fuerza para salir adelante. Cuando fui al hospital y me dijeron que la rodilla estaba bien y que iba a poder seguir jugando al fútbol me alegré mucho y me enfoqué en recuperarme lo más rápido posible.
-Si no eras futbolista, ¿a qué te hubieras dedicado?
-Seguramente hubiera sido albañil.
-De levantar paredes a tirar paredes...
-[carcajada] ¡La verdad que sí! Cuando pensé en dejar el fútbol consideré la posibilidad de ponerme a levantar paredes con mi viejo. Y, gracias a Dios, pasé de esa posibilidad a verme ahora tirando paredes con Carlitos [Tevez] o con Mauro [Zárate]. Eso me hace muy feliz.
-¿Cómo se hace para mantener los pies sobre la tierra y no creérsela, ahora que tenés acceso económico a un montón de cosas?
-Creo que pasa por ser equilibrado. Mi familia siempre me habló. Me decía que si el día de mañana llegaba a jugar en un club como Boca, siempre estuviera tranquilo, con humildad. Que nunca me olvidara de dónde salí. Es algo que tengo siempre muy presente.
-¿Te entrenabas con borceguíes?
-Si, con mis amigos. En los torneos del barrio, que se jugaban en canchitas llenas de pozos. Y ahora disfruto lo que me toca vivir, y que mi familia venga a verme a la cancha y sea feliz.
-Después de jugar en esas condiciones, debe ser fácil jugar en la Bombonera...
-[ríe] Y sí. La verdad es que estoy muy contento de poder jugar en una linda cancha como la Bombonera. Incluso tuve la suerte de jugar en el Camp Nou. Son sueños cumplidos muy lindos que comparto con mis seres queridos.
-¿Vendías el pan que amasaba tu mamá para viajar a los entrenamientos?
-[se le enciende el rostro] Sí. Fue una época dura de la que recuerdo eso y hoy lo valoro muchísimo. Cuando no tenía la posibilidad de entrenarme, mi mamá amasaba pan en un horno de barro y yo salía a vender con mis hermanos. Siempre me ayudó y estuvo conmigo, desde que arranque en Talleres. Ella amasando y transpirando todo el día, cocinando el pan en un horno de barro que se había construido en mi casa.
-¿Era rico?
-¡Riquísimo!
-¿Cuántos panes vendías y cuántos te comías vos?
-[ríe con ganas] A mi vieja la ayudábamos mucho. Y con mis hermanos juntábamos unas monedas para devolver todo lo que ella y mi papá hacían por nosotros. A mí, para ahorrar unos pesos, me llevaban al entrenamiento en bici. Son gestos que nunca me voy a olvidar. Tengo una familia hermosa que siempre estuvo en las buenas y en las malas. Tengo a mi novia desde hace seis años y hace tres meses nació Sofía, mi primera hija. Y la verdad es que disfruto con ellos todo este lindo momento que estoy pasando.
Del gol A lo Messi a trucos para la Play y el sueño de selección
Reynoso debió esperar 1722 minutos de actividad oficial para, finalmente, saber lo que se siente marcar un gol con la camiseta de Boca. Su definición, exquisita y por arriba del arquero, fue tendencia en las redes sociales, y hasta fue comparado con el que Lionel Messi le hizo el mismo día a Betis, y otro que Maradona le había marcado a San Lorenzo, en 1981. Además, en medio del receso del fútbol local por la fecha FIFA, recibió el elogio de César Luis Menotti, DT campeón del mundo en 1978 y actual coordinador de selecciones nacionales: "Antes de su aparición mediática, venía muy bien. El entrenador lo va llevando y uno piensa ¿cómo no jugó antes?", destacó en Fox Sports Radio. Y agregó: "¿Si puede ser un socio de Messi? Eso no lo sé. Es un futbolista que tiene condiciones increíbles. Hay que verlo ahora. Hay apariciones y desapariciones. Esas apariciones hay que sostenerlas".
-¿Qué se te pasó por la cabeza cuando viste que la pelota entró?
-Me emocioné mucho. Pensé en mi familia, en mi señora, en mis amigos. En todos ellos, en todo lo que me costó llegar a este presente, en todo el esfuerzo.
-¿Qué te dijeron tus compañeros del gol que hiciste?
-Me felicitaron. Tengo amigos que me preguntaron si había visto el gol de Messi a Betis.
-¿Y lo habías visto?
-No, la verdad que no. Vi el de tiro libre, pero el otro no porque fue poco antes de que saliera para la cancha. Recién después del partido, en el micro, lo busqué y lo vi.
-¿Y se parece al tuyo? ¿Viste el tuyo con el relato del de Messi?
-[Lanza una carcajada] ¡No hay ninguna comparación! Messi es el número uno. El rey. Y de esos goles tiene miles.
Tal vez Messi vio el tuyo...
-¿Vos decís? Jajaja. ¡Messi hace goles así todos los días! Más allá de todo, me alegró mucho hacer un gol porque lo venía buscando. Incluso en la Play.
-¿Cómo?
-[Se ríe] Sí, claro. Picándola con el joystick. Apretás el círculo y L1. Con Mauro [Zárate] siempre jugamos.
-¿Y quién domina el historial?
-Ahora, él está tres partidos arriba. Pero en su momento lo tenía de hijo. Es muy raro jugar ahora y verme ahí en el jueguito. Ya se lo voy a dar vuelta otra vez.
-En junio se viene la Copa América, ¿te imaginás jugándola con Messi?
-Obviamente que es un sueño y me encantaría. Por eso sé que tengo que dar lo mejor de mí en cada partido que me toque jugar en Boca. Hay que seguir metiéndole e ir paso a paso. Con constancia, las cosas siempre llegan.
Por Pablo Lisotto para La Nación
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