Apertura 92, el libro
Sale a la venta el libro que narra aquella epopeya, después de muchos años de lucha para volver a los primeros planos |
Los autores Leandro Cordobez y Juan Manuel Ferreira lanzan oficialmente la pre-venta de un cuaderno de apuntes, al que algunos se empecinan en llamar libro, para que pase en secreto, de generación en generación, con un único objetivo: que nadie se anime a decir que ganar un torneo local no tiene valor. Y que todo el que así lo desee pueda comprobar en detalle cómo lucharon jugadores y cuerpo técnico para quedarse con ese Apertura 92, un campeonato ganado y festejado a lo Boca. Ya disponible ingresando a cabezadeboca.empretienda.com.ar
¿Qué significado tuvo exactamente ese campeonato en la historia del club y en los corazones de sus hinchas? ¿Cómo fue vivir, sufrir y ganar el Apertura 92? ¿Hay analogía más perfecta para tanto desahogo, que los festejos terminen con el alambrado de Casa Amarilla derribado por jugadores y gente al mismo tiempo? ¿Por qué la prensa especializada decía que existían desacoples defensivos en un equipo que llegó a estar más de nueve partidos consecutivos con la valla invicta? Todos interrogantes que los autores buscaron responder juntándose cara a cara con los protagonistas para charlar de aquel logro, echando mano a una serie de apuntes algo caóticos y desprolijos, donde reconstruyeron casi semana a semana lo que fue esa mítica estrella que marcó a fuego a todo Boca.
Portada en rústica con laminado mate, solapas e interior en papel ahuesado de 80 grs. Tamaño 15 x 23 cm. 280 páginas. Incluye señalador, packaging de colección y prólogo a cargo del gran Marcelo Guerrero.
Leandro Cordobez nació el 28 de enero de 1982 en la Ciudad de Buenos Aires mientras Maradona se despedía de Boca jugando algunos amistosos. Su inconsciencia de niño le permitió transitar aquella década sin preocuparse por pedidos de quiebra, clausuras, ni ausencia de victorias y campeonatos. Se paseaba orgulloso con una remera azul y oro de piqué que luego fue reemplazada por una de nylon. Todavía mantiene aquel orgullo, aunque las remeras son hechas con tecnologías más avanzadas.
Evangelizador de la religión Xeneize en su barrio de Mataderos, esperó pacientemente la llegada del primer campeonato local mientras intentaba imitar a su primer ídolo, Comitas, aún siendo derecho. La solución a ese problema fue la llegada de Batistuta, y luego del Manteca Martínez.
Aún hoy recuerda aquella tarde de 1992, con el televisor en el patio, el llanto con el gol de Solbes, los nervios posteriores y el festejo con el gol de Benetti, una corrida alocada por el pasillo de su casa que culminó cuando abriendo la ventana que daba a la calle, asomó su cabeza para gritar desaforadamente el gol, no vaya a ser cosa que a algún vecino despistado se le hubiera escapado semejante explosión de júbilo.
Mucho tiempo después, con más experiencia, incontables torneos ganados y un libro publicado, se le ocurrió que aquel Apertura 92 podía servir como puente para unir generaciones. Fue así que en combinación con otro apasionado escritor decidieron revivir aquel campeonato ganado a lo Boca.
Juan Manuel Ferreira nació el 17 de enero de 1974 en la Ciudad de Buenos Aires tres días antes de que Boca le ganara un amistoso a Huracán con diez jugadores y un recordado gol de Enzo Ferrero lanzándose en el aire y conectando de taco. Jugada conocida como “escorpión”. Pero luego de esa simpática carambola, el destino le haría sentir el mayor de los rigores.
Inició primer grado en el Instituto Santa Catalina del barrio de Constitución en marzo de 1980 teniendo que hacer nuevos amigos durante tres lunes consecutivos donde el equipo de sus amores había sido derrotado 5 a 2 por Newell’s, River e Independiente. Tras disfrutar un breve pero inolvidable recreo al año siguiente con el Boca de Maradona lo que seguiría a continuación, lejos de desanimarlo, le templó el espíritu. Fueron años difíciles pero maravillosos donde queda como símbolo final su viaje de egresados de quinto año a Bariloche en agosto de 1991, aún herido por una injusta final perdida un mes antes. Pero sin saberlo le esperaba un gran premio para compensar tanta angustia.
A los dieciocho años con toda la rebeldía de un adolescente a cuestas aprendió una poderosa lección mientras festejaba el Apertura 92 y por fin veía a Boca campeón: lo que cuesta conseguir se valora más. Treinta años después, aún agradecido por aquel logro, lo mínimo que podía hacer era intentar reconstruir y dejar por escrito cómo fueron aquellas horas tan decisivas en su vida.
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