Diferencias de base
Por Marcelo Rodríguez* para el blog Corazón y pases cortos |
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Ganamos bien… Creamos situaciones de gol… Fuimos superiores al rival. Hicimos tantas cosas más que el adversario, sin embargo tenemos ese gusto amargo de lo que pudo haber sido y de lo que fue en realidad.
Muchas veces es difícil comunicar lo que nos pasa, entonces apelamos a las metáforas para ejemplificar, para que el otro se dé cuenta… Porque este Boca es como ver un vaso helado de cerveza en una tarde de 35 grados… y te tirás de cabeza, agarrás el vaso en tus manos y sin respirar te “clavás” la cerveza, y te das cuenta que lo único helado era el vaso, lo de adentro, caliente…
Mientras observaba el partido pensaba: Boca es un equipo que juega sin volantes, mejor dicho, juega sin mediocampo. Entonces es lógico que a la hora de atacar pareciera que nos comemos los chicos crudos, y a la hora de defender, le rogamos a cada santo una oración… Porque defensivamente somos un conjunto muy flojo. Los centrales son desprolijos, lentos y no tienen la capacidad de otros defensores que supimos conseguir. El sábado miraba con cierta envidia a Schunke y a Desábato. Zagueros duros, con experiencia uno más que el otro, pero bien complementados; seguros, no dudan. Y los de Boca dudan, mucho dudan para el puesto que ocupan.
Delante de ellos este invento, porque perdoná Guillermo, este doble cinco es un invento que realmente no tiene razón para continuar con él. Porque un equipo tan pero tan limitado como Sarmiento nos complicó en tres o cuatro jugadas y casi nos empatan sobre el final del partido en una jugada para la polémica.
Es una realidad: no tenemos mediocampo. Porque el doble cinco tiene mucho de lindo, de moderno, de lírico si se quiere, pero no sabemos quién juega por derecha ni quien por izquierda. Porque los que sí transitan esos lugares, no son volantes. Son jugadores atacantes que hacen algo de volantes. Porque hasta el 4-3-3 es más equilibrado que este esquema porque acá lo que hablamos es de ver cómo ocupamos mejor los espacios. Y si tenés mucho potencial del medio hacia arriba y no lo querés desperdiciar, entonces tenés que buscar las formas para que esa potencia ofensiva se traduzca en el juego y que el equipo no sufra cada vez que el rival le saca la pelota.
Es como en un auto… la potencia de su motor tiene que ser transmitida a las ruedas, porque si esa potencia no logra llegar como corresponde a las ruedas, el auto no irá más rápido que cualquier otro. Y cualquier cambio podría hacerlo inmanejable, algo parecido está pasando en Boca, un equipo futbolísticamente inmanejable.
Y si a todo esto, intuyo o veo o presiento que los de arriba no se toman en serio cada jugada de gol que tienen, por más que sea Sarmiento el que está enfrente, entonces le agregamos más problemas a los problemas que ya tiene el equipo.
Por Marcelo Rodríguez* para el blog Corazón y pases cortos (Siempre Boca)
* Marcelo Rodríguez es periodista acreditado en Boca desde hace más de 20 años. Autor del libro "Con Alma y Corazón". Trabaja en el diario Crónica, escribe en Don Balón y fue uno de los puntales de Informe Xeneize. También trabajó en El Cronista Comercial, La Razón y Diario Popular. Y además en la inolvidable Asi es Boca.
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